Elizabeth Querevalú estaba en la puerta de su casa cuando la secuestraron. Era la noche del 1 de noviembre en Sechura (Piura), subió a un mototaxi, forcejeó con el conductor para intentar bajar, este cerró puerta y se la llevó. Aunque la cámara de seguridad de un vecino grabó todo, la búsqueda se retrasó tanto que cuando la hallaron, cinco días después, estaba muerta.
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“Hemos buscado en la calle, en casas abandonadas y la hemos encontrado muerta, tirada en un río, torturada, violada”. El reclamo del primo de Elizabeth, Jhony Fiestas, resume la denuncia de la familia por demoras en la atención del caso: la búsqueda no inició de forma inmediata y hubo reticencia para investigar el secuestro como violencia contra la mujer. Aunque Elvis Joel Antón Santisteban fue detenido ayer -una semana después de la desaparición- y ha confesado el crimen, para el coronel PNP Carlos Li Zapata, jefe de la Divincri PNP Piura, no se trató de un secuestro porque, pese al forcejeo, ella saludó con un beso al asesino. “Debe ser [un crimen] pasional”, dijo a la prensa.
El crimen de Elizabeth es el más reciente feminicidio en un país donde cada dos días una mujer es asesinada en un contexto de violencia de género, donde el agresor es, la mayoría de las veces, pareja o ex pareja de la víctima. Este episodio de violencia, sin embargo, aún no entra en la estadística oficial.
De acuerdo con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), 122 casos con característica de feminicidios y 192 tentativas de feminicidio se han registrado de enero al 30 de setiembre de este año. El próximo reporte actualizado con las cifras de octubre todavía saldrá para la quincena de este mes. Sin embargo, cada semana tenemos recuentos trágicos que apenas se encuentran en etapa de investigación policial.
Lo peor es que detrás de cada número hay varias historias truncadas: la mujer asesinada y la de sus padres, hermanos o tíos que inician interminables batalles judiciales para obtener justicia. “Cuando mataron a mi hermana, mataron a toda la familia”, dice Rosmery Caldas, cuya hermana Lesly Vicente fue asesinada el 15 de julio del 2020 en Tingo María, Huánuco. Su caso fue uno de los que se trató ayer en el 1° Tribunal contra el Feminicidio, organizado por el colectivo Familias Unidas Por Justicia. Aunque han pasado más de tres años, la investigación está paralizada y no se ha logrado identificar al agresor que la apuñaló varias veces en su dormitorio. Ese año, según cifras oficiales, hubo 131 feminicidios. El anterior, 166 y en el 2018, 149.
Si se cuentan solo la estadística del MIMP de los últimos siete años, son 955 mujeres fueron asesinadas y 1.939 sobrevivieron, muchas con lesiones, a un intento de feminicidio en el Perú. Hablamos de 2.894 víctimas de una de las más graves expresiones de violencia machista. Sin contar con los casos de violaciones sexuales, físicas y psicológicas.
Las cifras no cambian porque el contexto se mantiene igual. Rocío Gutiérrez, Subdirectora de Manuela Ramos, explica que el trabajo de prevención es casi nulo en el Perú. Aunque reconoce que desde el MIMP hay un avance en términos de presupuesto y atención legal y psicológica de las sobrevivientes, falta articular cambios en la educación con enfoque de género y en la eficacia para que las instancias de justicia actúen con celeridad.
“Hemos retrocedido en la prevención de todo tipo de violencia contra las mujeres. Todavía se mantienen los roles y estereotipos de lo que debe ser una mujer. Se necesita un proceso de reeducación de la sociedad basada en la igualdad de género”, dice a El Comercio. Esto resulta indispensable considerando que la mayoría de crímenes contra mujeres ocurre en un contexto de cercanía con el victimario.
De los 122 feminicidios reportados hasta el 30 de setiembre, 74 fueron cometidos por la pareja y 21 por la expareja. Esto coincide con un informe del Ministerio Público que analizó los feminicidios perpetrados en los últimos 14 años: en 8 de cada diez casos hubo un vínculo sentimental de pareja entre el feminicida y su víctima. En los 1.675 feminicidios investigados entre el 2009 y febrero de 2023, en el 80.7% de los casos el asesino era pareja o ex pareja, el resto tenía un vínculo familiar (8.9%) o eran conocidos de las agraviadas (6.1%). Además, el 59% de los feminicidios ocurrieron dentro de la vivienda de las víctimas.
Si eres víctima o testigo de violencia de género, puedes denunciar o buscar orientación en:
Línea 100: La llamada es gratuita al número 100, desde un teléfono fijo o celular desde cualquier parte del país. La Línea 100 funciona las 24 horas, todos los días de la semana. También está el CHAT 100 en este enlace.
Acude a los CEM: En este enlace puedes acceder a las direcciones, horarios y teléfonos de los Centros de Emergencia Mujer que existen en el Perú.
Línea 1818: El Ministerio del Interior tiene a disposición de la población la Central Única de Denuncias 1818, la cual sirve para reportar un tratamiento inadecuado en alguna dependencia policial del país.
En este contexto, el Grupo El Comercio inicia esta semana la campaña “No más violencia” para visibilizar los abusos en contra de mujeres y menores a lo largo del país, a fin de reducir su incidencia y evitar que queden impunes.