Una profesora prepara su clase virtual para su salón de niños con habilidades diferentes. Asimismo, profesores de todos los niveles y segmentos han tenido que reinventarse para motivar a los estudiantes y medir su aprendizaje a fin de año. (Foto: Anthony Niño de Guzman/ Archivo GEC)
Una profesora prepara su clase virtual para su salón de niños con habilidades diferentes. Asimismo, profesores de todos los niveles y segmentos han tenido que reinventarse para motivar a los estudiantes y medir su aprendizaje a fin de año. (Foto: Anthony Niño de Guzman/ Archivo GEC)
/ Anthony Niño de Guzman
Leslie A. Galván

“Ningún estudiante perderá el ”, había dicho el entonces ministro de Educación, Martín Benavides, en abril.

El objetivo era que ningún alumno dejara el colegio durante la pandemia. Por desgracia, varios niños y niñas interrumpieron sus estudios de inicial y primaria, y muchos docentes quedaron atónitos ante el impacto de la . La virtualidad significó un reto a nivel de Estado, pero también a nivel profesional individual para los maestros y maestras. Surgieron nuevas dinámicas de trabajo y el vínculo con el estudiante jamás fue tan importante.

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Según la coordinadora del (EBR), Pilar Butrón, este año fue “extremadamente difícil” para los estudiantes escolares, un grupo conformado por más de 7,8 millones de menores en el país, de acuerdo con cifras del Ministerio de Educación ().

Según el Ministerio de Educación (Minedu), debido a la inequidad, muchos estudiantes vieron difícil continuar con sus estudios al no tener acceso a internet o electricidad. (Fuente: Captura/Minedu)
Según el Ministerio de Educación (Minedu), debido a la inequidad, muchos estudiantes vieron difícil continuar con sus estudios al no tener acceso a internet o electricidad. (Fuente: Captura/Minedu)

Desde 2013 hasta el 2019, Minedu observó que menos alumnos peruanos vieron sus estudios interrumpidos año a año en casi todos los niveles. Sin embargo, durante el 2020, la época más crítica en la historia del país, la tendencia cambió en comparación con el año anterior. Si bien en secundaria disminuyó de 3,5% a 2,9% la tasa de deserción escolar, por otro lado, en primaria incrementó de 1,3% a 2,1%, y en inicial de 2,2% a 4,4%.

Según Minedu, las tasas de deserción se refieren a las personas que, estando matriculados en un año, ya no lo están al año siguiente, con excepción de los casos de fallecimiento y los que aprueban el quinto grado de secundaria. (Fuente: Captura/Minedu)
Según Minedu, las tasas de deserción se refieren a las personas que, estando matriculados en un año, ya no lo están al año siguiente, con excepción de los casos de fallecimiento y los que aprueban el quinto grado de secundaria. (Fuente: Captura/Minedu)

“Tenemos actualmente muchas personas que desertan del sistema educativo peruano, porque los hacen repetir muchas veces. La repetición no es un indicador de que los estudiantes mejoren, al contrario, los va segregando y sacando del sistema”, comenta Butrón.

Por ello, en el Currículo Nacional aprobado desde el 2016 existen dos enfoques claves para que el alumno no interrumpa sus estudios (o deserte): el de competencias y la evaluación formativa.

El primero, enfoque de competencias, se concentra en revisar el avance del estudiante desde su niñez hasta su adolescencia, observando el “saber hacer y saber actuar” de acuerdo con la complejidad de las prácticas en cada grado (quinto de secundaria tiene, por supuesto, ejercicios más complicados y desarrollados que primaria).

Algunas de las competencias en evaluación son “asume una vida saludable”, “gestiona proyectos de emprendimiento económico y social” o “indaga mediante métodos científicos para construir sus conocimientos”, según el Currículo Nacional.

El segundo enfoque, la evaluación formativa, tiene una lógica más concentrada en el resultado: saber cuál es la nota para pasar de año o no. Aunque es muy importante la calificación, en los últimos años ya no es el centro. Lo importante aquí es que el alumno sepa si avanza o se estanca. Más que saber un número suelto, él o ella debería reconocer lo que sabe hacer y lo que no.

“Este enfoque formativo acompaña muy bien al enfoque por competencias. El objetivo es vencer el ‘aprobado’ o ‘desaprobado’ para que el estudiante peruano avance en el desarrollo de sus competencias, por tanto, cierre sus etapas en la vida, en este caso, de la educación básica”, explica Butrón.

¿CÓMO EVALUAR SI A POCOS LES IMPORTABA SACAR 20?

En el colegio Jean Le Boulch de La Molina, aunque se habían acostumbrado a que los alumnos no tuvieran exámenes mensuales, bimestrales o finales desde hace cuatro años, tampoco les fue fácil acomodarse a las dinámicas de aprendizaje virtuales.

Durante la pandemia, las emociones del niño o la niña fueron, más que nunca, el centro de atención para este colegio. Muchas veces, eran pequeños muy extrovertidos como para mantener la concentración detrás de la pantalla o habían experimentado la pérdida de un ser querido por la COVID-19 u otra enfermedad.

Para medir el aprendizaje de los estudiantes, los docentes del Jean Le Boulch utilizaron “prácticas diversificadas” con los alumnos, como el RAF o el Menú. Dieron asesorías después del horario escolar virtual si el estudiante necesitaba conversar. Y, sobre todo, se apoderaron de las tecnologías estudiantiles de cabecera, como las plataformas Socrative y Kahoot.

Menú es una experiencia de aprendizaje que presenta un menú de actividades para el alumno escolar. Este instrumento permite que el niño o niña elija una forma para demostrar lo aprendido. (Fuente: Jean Le Boulch)
Menú es una experiencia de aprendizaje que presenta un menú de actividades para el alumno escolar. Este instrumento permite que el niño o niña elija una forma para demostrar lo aprendido. (Fuente: Jean Le Boulch)

Katherine Sara Infante, coordinadora de primaria del colegio Jean Le Boulch, asegura que las dinámicas de aprendizaje implementadas en el colegio han dado buenos resultados durante el 2020 y se quedarán para el 2021. Todas las dinámicas tienen como guía la evaluación por competencias del Currículo Nacional.

“Desde ahora, se tienen que tomar en cuenta las evaluaciones continúas y hacerlas permanentes. Así podemos ver cómo se va a desarrollando el niño o niña y cómo lo podemos ayudar. No utilizar solo una forma, como el examen escrito, que tensiona al alumno, sino diferentes tipos de evaluación, como las autoevaluaciones auténticas (o prácticas diversificadas), que dan la oportunidad al estudiante de expresar lo aprendido a través de la habilidad que él o ella conoce”, explica Sara Infante.

CINCO DINÁMICAS DE APRENDIZAJE

Además, la profesora recomienda cinco dinámicas de aprendizaje para medir el desarrollo del alumno en estos tiempos donde sacar 20 pasó a un segundo plano para algunos.

En primer lugar, los docentes deben recordar que los exámenes orales y escritos no son la única alternativa de evaluación. Otra opción es la técnica RAF (rol, audiencia y formato), donde el alumno logra resolver una tarea bajo una variedad de opciones y así desarrolla su capacidad de elección.

RAFT es una técnica que permite a los alumnos visualizar específicamente el rol del escritor, la audiencia para la que se escribe, el formato que se utilizará y el contenido o tema que se quiere abordar. (Fuente: Jean Le Boulch)
RAFT es una técnica que permite a los alumnos visualizar específicamente el rol del escritor, la audiencia para la que se escribe, el formato que se utilizará y el contenido o tema que se quiere abordar. (Fuente: Jean Le Boulch)

“El docente plantea un tema específico a un niño para desarrollar una competencia. Escribir una poesía, por ejemplo. Entonces, puede convertirse en un cantante, creador de historietas o cualquier otro rol (R) que elija. Sobre la audiencia (A), el niño puede decidir si se dirige a todo primaria, solo secundaria, o lo que decida. El formato (F) se refiere a que puede elegir realizar la dinámica a través de una canción, una historieta o el formato que él o ella prefiera”, explica Sara Infante.

La segunda recomendación es que, previo a la elaboración de la propuesta estudiantil, el docente verifique cuáles son los intereses y gustos de los estudiantes para hacer actividades de su agrado y que ellos se sientan motivados al hacerlo sin presión alguna.

La tercera es que no se despojen del todo las dinámicas de grupo, una práctica vista como tradicional, y tenerlas en cuenta para desarrollar la creatividad, el aprendizaje cooperativo, el liderazgo, la autonomía, reducir el estrés y mejorar su desempeño. “Si el estudiante no quiere trabajar en grupo, tratar de llegar a un acuerdo con él, pero sin obligarlo”, mencionó Sara Infante.

La cuarta es el uso de herramientas tecnológicas, bastante implementadas en estos tiempos, como las plataformas interactivas , y , o recursos lúdicos como y .

El colegio Jean Le Boulch toma en cuenta el enfoque de competencias del Currículo Nacional. (Fuente: Jean Le Boulch)
El colegio Jean Le Boulch toma en cuenta el enfoque de competencias del Currículo Nacional. (Fuente: Jean Le Boulch)

“Kahoot les fascina a los alumnos, porque es una práctica a modo de juego y tiene música. Sirve para evaluar, depende cómo lo configuremos. El Sócrates es algo mucho más formal, porque tiene la opción de dar la retroalimentación automática”, dijo Sara Infante.

Por último, la quinta, es la autoevaluación y la coevaluación, como muchos vivieron en el colegio, el momento de la verdad. Siempre es una dinámica valorada y enfocada en que los estudiantes puedan evaluarse entre sí e intercambiar recomendaciones para hacerlo mejor en otra oportunidad.

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