Ricardo León

El albergue San Pablo es un amplio arenal que se extiende en las afueras de . Allí fueron reubicadas 600 familias de El Pedregal y Catacaos, luego de que perdieran sus casas con las lluvias y las inundaciones de del 2017. A pesar de que ocupan viviendas apenas de triplay y calamina, y aunque no tienen servicios básicos como agua y desagüe, los moradores se las han ingeniado para mantener cierto orden. En la pandemia del , por ejemplo, colocaron una tranquera vigilada para evitar que ingresaran extraños, y así hubo pocos contagios. La distancia que separa esta zona del resto de la ciudad fue, digamos, una ventaja.

Piura no se libera del dengue #VideosEC
Aunque en las últimas semanas el número de casos ha comenzado a disminuir, la insuficiente respuesta médica y los pronósticos de un invierno más cálido de lo usual agravan el panorama frente a la amenaza de El Niño.

Pero ahora los problemas son otros, y esa misma distancia que antes los alejó del coronavirus ahora les impide acceder a una posta de salud o un hospital para atenderse cuando contraen , enfermedad que ha atacado al 90% de habitantes de este espacio. En la casa de la familia Aquino, todavía Luis Ángel (25) sigue postrado con dolores indescriptibles en el cuerpo, como antes los padecieron su padre, su hermano, su hija.

Los padres de Fer María Ancajima, de 10 años, lamentan las demoras en la atención de su hija, quien falleció de dengue hemorrágico. (Foto: Julio Reaño / El Comercio)
Los padres de Fer María Ancajima, de 10 años, lamentan las demoras en la atención de su hija, quien falleció de dengue hemorrágico. (Foto: Julio Reaño / El Comercio)

No es difícil imaginar por qué aquí ataca el ‘Aedes aegypti’: como no hay agua potable, en todas las casas se acumula agua limpia en tanques y bidones, allí donde el mosquito anida. Según la Dirección Regional de Salud, el 86% de casos de dengue en la región se ha reportado en 16 distritos, muchos de ellos de pobreza extrema.

Tampoco es difícil suponer por qué Luis Ángel ni sus familiares han acudido a un centro de salud. Ellos saben que si acuden no encontrarán tickets de atención y, si los encontraran, los médicos no tendrían implementos suficientes. Mejor es soportar la fiebre en su cama con mosquitero y ‘pasarlo’ con agua de coco. Por las noches, sus padres encienden algunas ramas del árbol del nim para ahuyentar al zancudo, así como hicieron en la pandemia para intentar alejar al virus.

ZONA ENDÉMICA

Esta semana, Piura sobrepasó las 100 muertes por dengue y hay casi 50.000 casos, entre confirmados y probables. Con esta crisis se certificó lo que ya era una obviedad: que la región no estaba preparada para una crisis sanitaria, y que difícilmente podría soportar el siguiente brote. “Piura es ya una zona endémica”, comenta César Orrego, representante local de la Defensoría del Pueblo. “Hay dos causas referidas directamente a la inacción del Estado: no prevenir y no atender un problema como el del agua”, agrega.

Todos los miembros de la familia Aquino se enfermaron de dengue, pero prefirieron no atenderse en hospitales. (Foto: Julio Reaño / El Comercio)
Todos los miembros de la familia Aquino se enfermaron de dengue, pero prefirieron no atenderse en hospitales. (Foto: Julio Reaño / El Comercio)

A esto se suma la insuficiente respuesta del sistema de salud, dice Orrego, ya no como funcionario público, sino como testigo. Él y sus dos hijas contrajeron el dengue en mayo, cuando la fiebre comenzó a subir, hicieron cola en una posta en la ciudad de Piura: no encontraron cama. Lograron que los aceptaran en otro centro de salud, pero no tenían sales hidratantes ni catéteres.

"Hay dos causas referidas directamente a la inacción del Estado: no prevenir y no atender un problema como el del agua”

Que un caso de dengue se agrave es casi una cuestión del azar, pero que un paciente se salve no debería serlo. Los padres de Fer María Ancajima (10) creen que un mosquito infectado pudo haberla picado durante la clase de educación física, en un coliseo cercano a su vivienda en Villa La Legua, en Catacaos. En la posta local no la atendieron, pero sí en el hospital Santa Rosa. Cuando comenzaron los primeros sangrados –dengue hemorrágico– anunciaron que la trasladarían a Lima, pero una cadena de negligencias ocasionaron que la niña llegara a la capital en muy mal estado. “Es un caso perdido”, le dijo el médico a Rosa Ruiz, la madre.

Cerca de un tercio de casos graves de dengue en Piura son niños. Fer María está sepultada en un nicho recién construido del cementerio local donde, por cierto, abundan los mosquitos.

EL FACTOR CLIMA

Las oficinas del Senamhi se ubican a 300 metros del puente Sánchez Cerro, que cruza el río Piura. En el salón principal llama la atención una gruesa línea color gris en las paredes, a casi un metro de altura. Jorge Luis Carranza, director local de esta institución, explica que esa mancha apareció luego de que el río se desbordara en el 2017 e inundara todo a su paso. El inmueble, como otros miles en esta ciudad, se humedeció por dentro. Ni siquiera quienes estudian los fenómenos climáticos esperaban algo así.

Cuadrillas recorren la localidad de El Indio, en Piura, para fumigar hogares amenazados por el aedes aegypti. (Foto: Julio Reaño / El Comercio)
Cuadrillas recorren la localidad de El Indio, en Piura, para fumigar hogares amenazados por el aedes aegypti. (Foto: Julio Reaño / El Comercio)

Son las 10:30 de la mañana del 21 de junio; el invierno comenzó hace 32 minutos, explica Carranza. Los piuranos saben que, si la temperatura baja, el ‘Aedes aegypti’ dejará de reproducirse con tanta facilidad y la crisis podría terminar. Pero el especialista se ha convertido en el portador de una mala noticia: el calor continuará. En el 2017, las lluvias que inundaron todo, y el calor del mar, provocaron un importante brote de dengue. Sin embargo, la temperatura marina después descendió y el mosquito se alejó. Ahora el pronóstico es otro. “Digamos que va a ser un verano permanente”, advierte.

Cuando el COVID-19 arreció en la costa norte, los piuranos pasaban la mayor parte del día encerrados en sus casas. Ahora, cuando aún no termina la crisis del dengue, pasan gran parte del tiempo sentados en la fachada rociándose repelente y esperando que lleguen las cuadrillas de fumigación y enciendan los motores de sus máquinas. El paisaje es a la inversa: el peligro no está afuera, sino dentro de las casas, en cualquier parte donde el mosquito se esconda.


LOS EXPERTOS OPINAN

Christian Requena

Colegio Médico del Perú (sede Piura)

“El año pasado, el Colegio Médico de Piura alzó su voz ante la necesidad de hacer acciones preventivas promocionales, aunque sea en el último trimestre del 2022; no se hizo caso a esa recomendación. Entonces, decir que hemos estado preparados es no tener una mirada real de lo que ha sucedido y viene sucediendo. Ni en el peor escenario de un plan de contingencia se esperaba tal número de casos acumulados y el reporte de fallecidos que tenemos. Actuar sobre algo que no teníamos enmarcado es difícil, pero no tener reacción o tener una reacción tardía ha complicado todo”.


María Lupú

Presidenta de la Federación Médica de Piura

“Hay algo que nos preocupa: tenemos pacientes que no acuden a los establecimientos de salud. Algunos llegaban desde la madrugada y solamente había un médico atendiendo, los centros de salud habían colapsado, no había más tickets de atención, entonces, el paciente se regresaba a su domicilio. Algunos fallecieron en sus casa, sobre todo en marzo y abril. Tenemos una brecha de personal médico; hablamos de un aproximado de 1.000 médicos que hacen falta en toda la región Piura para poder cubrir las expectativas de mejorar nuestro sistema de salud”.


Jorge Luis Carranza

Director del Senamhi-Piura

“El Niño costero ha sobrecalentado las aguas del mar que baña el litoral y las costas de Tumbes, Piura y Lambayeque. Nos ha dejado esa carga, ese volumen de agua caliente. El principal factor para que el brote de dengue continúe son las temperaturas altas que mantenemos en la región, tanto nocturnas como diurnas. Estas temperaturas todavía nos van a acompañar hasta el 2024, digamos que va a ser un verano permanente. El ‘Aedes aegypti’ se reproduce bajo ciertos estándares de temperatura, y esto es un caldo de cultivo para una mayor resistencia del zancudo”.


César Orrego

Defensor del Pueblo en Piura

“Piura es ya una zona endémica de dengue. Acá hay más o menos 170.000 casos y ha habido picos en el 2001, 2015, 2017, 2022 y 2023. A lo largo de estos años, en la Defensoría del Pueblo comenzamos a revisar las formas como ha actuado el Estado, y me parece que sigue sin actuar de manera preventiva. En Piura tenemos 416 centros de salud de todos los niveles, de los cuales 216 fueron afectados por las lluvias del fenómeno de El Niño. Hasta el momento, por la información que he obtenido de la Dirección Regional de Salud, recién se está disponiendo del presupuesto para atender 20 de ellos”.