El viernes 17 de septiembre, un panel de científicos asesores de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) recomendó no aprobar una tercera dosis de refuerzo de Pfizer contra el COVID-19 para personas mayores de 16 años, ante el pedido realizado por la farmaceútica. Según detallaron, sí se debería inmunizar con esta tercera dosis a personas cuya capacidad para combatir infecciones y otras enfermedades se reduce debido a enfermedades como diabetes, cáncer, entre otras; además de mayores de 65 años.
Cuatro días antes, el 13 de septiembre, expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la FDA, de la Universidad de Oxford y de otras entidades publicaron un estudio que concluye que no hay pruebas sólidas que apoyen la necesidad de aplicar una tercera dosis a la población en general. La investigación, publicada en la revista médica The Lancet, menciona que si bien hay una nueva ola de casos de COVID-19 causada por la variante delta, las vacunas siguen siendo eficaces contra la enfermedad grave, incluida la ocasionada por esta variante.
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A inicios de agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a los países que priorizaran la vacunación global, antes de aplicar una tercera dosis. “Se han administrado alrededor de 5.500 millones de dosis de vacunas en todo el mundo, pero el 80% se ha administrado en países de ingresos altos o medios”, aseguró Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. No obstante, entre mayo y septiembre, 15 países han anunciado que colocarán una tercera dosis de refuerzo. Diez de ellos ya empezaron a hacerlo, entre ellos República Dominicana, Chile y Uruguay.
En tanto, el jueves 16 de septiembre, el ministro de Salud de Colombia, Fernando Ruiz, anunció que se aprobaba la aplicación de una tercera dosis o dosis de refuerzo para las personas mayores de 70 años. Según indicó, la medida regirá desde el 1 de octubre.
Países que aplicarán tercera dosis
Una tercera dosis en el Perú
El Colegio Médico del Perú (CMP) ha solicitado la aplicación de una tercera dosis contra el COVID-19 para el personal sanitario desde junio. “Nosotros estamos de acuerdo con el último anuncio de la OMS, que ha manifestado su preocupación para que toda la población mundial esté vacunada y haya equidad”, asegura Armando Rodríguez, presidente del Comité de Salud Pública del CMP. Sin embargo, recalca que cada país tiene una realidad particular y debe tomar sus decisiones en base a ella.
Rodríguez explica que su solicitud se basa, principalmente, en que no hay estudios concluyentes sobre cuánto tiempo dura una vacuna. Según detalla un estudio realizado en Chile, con una muestra de 60 mil personas adultas, comprueba que la dinámica de inmunización de esta vacuna se mantiene más tiempo que las de Astrazeneca y Sinovac. Del mismo modo, otro estudio publicado en el New England Journal of Medicine indica que los niveles de inmunidad frente al coronavirus de quienes recibieron la tercera dosis de la vacuna de Pfizer son 10 veces más altos que los de aquellos que recibieron la segunda.
“Lo que es importante para nosotros es que ya han pasado más de siete meses desde nuestra inmunización y puede que este ya esté bajando”, asegura. El médico enfatiza en que la tarea es prepararse para una posible tercera ola, cuya magnitud se desconoce y que para ello es necesario tener bien protegido al personal de salud. “No estamos diciendo que se aplica una dosis de refuerzo para todos, sino para el personal expuesto. Ellos son los que nos van a cuidar”, recalca.
El Ministerio de Salud ha indicado que, a la fecha, evalúa esta solicitud. Al respecto, el doctor Rodriguez aseguró que el ministro Hernando Cevallos ha citado para la próxima semana a los colegios profesionales y asociaciones médicas a una reunión para conversar sobre este tema.
En ese sentido, el doctor Joseph Vallejos, Jefe de la Unidad de cuidados Intensivos del Hospital Arzobispo Loayza y la primera persona del personal de salud vacunada en el país, mencionó que más allá de cualquier opinión, se debe priorizar y esperar una evaluación científica adecuada para tomar una decisión sobre una tercera dosis. “Hay un grupo de científicos que pueden hacer este análisis, basarse en pruebas, y a partir de ahí se debería crear una política de salud pública al respecto”, dijo.
La necesidad de una tercera dosis
El epidemiólogo Edward Mezones, investigador principal de la Universidad San Ignacio de Loyola, explica que la necesidad de una tercera dosis de la vacuna depende de diversos factores, como el tipo de vacuna que se está utilizando para la inmunización regular; el avance que ha tenido la cobertura de la vacunación en el país; y la diferenciación y evaluación de la eficacia clínica, desarrollo de la enfermedad, y de la eficacia inmunológica, desarrollo de anticuerpos, que no necesariamente serán iguales. “Ahí es una valoración del riesgo beneficio que el tomador de decisiones debe realizar”, explica Mezones. En ese sentido habría que valorar la evidencia científica que hay al respecto y hacer un análisis.
Para Juan More-Bayona, experto en inmunología comparada y miembro de American Society for Virology, el objetivo es tratar de inmunizar a la mayor cantidad de personas con las dos dosis. “En este momento no hay fundamento para administrar una tercera dosis sobre todo cuando hay bolsones de personas que no haya recibido ni una sola vacuna”, menciona y destaca que es mucho más valioso para todos la inmunización global.
“En una eventual tercera ola los que correrían más peligro serían los no vacunados. Ellos podrían llegar a tener la enfermedad grave y fallecer”, asegura More-Bayona y explica que la idea es crear un grado de inmunidad poblacional que permita suprimir al máximo los efectos de una nueva ola. “Si controlamos eso, vamos a evitar que los que no han recibido dosis completa se exponga al virus”, dice.
Vacunas que se aplicarán para la tercera dosis
Combinación de vacunas
De los 15 países que han ofrecido aplicar una tercera dosis, nueve lo harán con Pfizer, cinco con moderna, dos con AstraZeneca, dos con Sinovac, uno con Sputnik y uno con Sinopharm.
Edward Mezones explica que la evidencia de lo que se ha reportado sobre combinación de vacunas son estudios mix and match, diseñados para evaluar las ventajas y desventajas. No obstante, estos se han dado para completar la dosis regular o el esquema regular de dos dosis y no para una tercera dosis contra el coronavirus.
Al respecto, Juan More-Bayona resalta que la teoría dice que la vacunación heteróloga es muy beneficiosa, ya que se estaría inmunizando de diferentes formas, por lo que se debería estudiar más este tema.
Los beneficiados en el mundo
Solo tres países han acordado colocar la tercera dosis de refuerzo a toda su población: República Dominicana, Israel y Emiratos Árabes, naciones que ya iniciaron con el proceso. Los demás han priorizado a adultos mayores, personal de la primera línea, receptores de trasplantes de órganos o personas a quienes se les diagnostica condiciones que se considera que tienen un nivel equivalente de inmunodepresión y, en algunos casos, como el de Uruguay y Chile, personas que completaron su esquema con la vacuna de Sinovac.
Según el estudio publicado en The Lancet, esta tercera dosis de refuerzo sí podría ser apropiada para algunas personas en las que las dos dosis colocadas no habrían inducido una protección adecuada. No obstante, se recalca que las personas que no respondieron a la vacunación primaria (dos primeras dosis) tampoco podrían responder bien a un refuerzo.
Porcentaje de población con dos dosis de vacuna
Vacunación global
Si bien, la mayoría de los países (11 de los 15) ya han inmunizado a más de la mitad de su población, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS ha pedido detener las terceras dosis hasta el fin de año, debido a que hay naciones y personas que aún no tienen ninguna vacuna. “Los países ricos deberían abstenerse de aplicarse una tercera dosis hasta fin de año y hacer que estén disponibles para los países pobres” dijo en conferencia de prensa.
Sin embargo, países como Chile han defendido la aplicación de una tercera dosis en su población. Su ministro de Salud, Enrique Paris, declaró que aunque podría verse como una diferencia en el derecho a la salud, ellos consideraban que su deber es proteger a los adultos mayores y pacientes crónicos de su país, y que un estudio realizado en Chile demostró la caída de anticuerpos después de seis meses de aplicada la segunda dosis.
“No estamos observando el riesgo que significa tener a tantas personas no vacunadas en el mundo”, dice la doctora Angela Uyen, investigadora y asesora de políticas de salud de Médicos Sin Fronteras. Según explica mientras tengamos el coronavirus circulando en los diferentes países, estamos en riesgo todos. “Cuanta mayor sea la transmisión del virus, más riesgo tenemos de que se produzca una nueva variante que ponga en peligro, incluso, a los vacunados”. asegura. Si bien, esa situación aún no se ha dado, para evitarla debemos pensar en una distribución mucho más equitativa.
Uyen menciona que había 870 millones exceso de dosis y se le pidió a todos los países ricos, sobre todo al G7, que las compartieran, pero esta promesa fue fallida y y muchas de las vacunas contra el COVID-19 incluso están próximas a vencer. Esto no sólo demuestra la falta de solidaridad global, sino la falta de entendimiento del riesgo.
Presión de las empresas
Los expertos de la OMS y la FDA mencionan que incluso si se demostrara que una tercera dosis disminuye el riesgo a mediano plazo de enfermedades graves, los suministros actuales de vacunas podrían salvar más vidas si se usaran en poblaciones no vacunadas previamente que si se usaran como refuerzos en poblaciones ya vacunadas.
El director de la OMS dijo sentirse consternado luego de que la Federación Internacional de Asociaciones de Fabricantes de Productos Farmacéuticos, una importante asociación, declaró que ahora que los países ricos tenían sus dos dosis y se tenían suministros de vacunas suficientes para aplicar una tercera dosis de la vacuna en los países ricos, ya se podía priorizar las primeras inyecciones en países pobres.
Al respecto aseguró que los fabricantes han priorizado o han sido legalmente obligados a cumplir acuerdos bilaterales con países ricos que pueden pagar precios altos, los países de bajos ingresos se han visto privados de las herramientas para proteger a su gente. Ese es el caso de África que tiene apenas el 1% de su población vacunada.
“Si las empresas fabricantes siguen enfatizando en una tercera dosis es porque es su negocio, eso no debe sorprendernos y lo debemos tener claro”, recalca Juan-More Bayona.
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