“Tumbes amaneció inundada”, “Calles de Piura anegadas tras seis horas de lluvia”, “Aguas empozadas y desagües colapsados en Chiclayo”. Los titulares de estas noticias podrían referirse a cualquier Fenómeno El Niño pasado, pero se registraron solo esta semana. El inicio de la temporada de lluvias en el país ha puesto en evidencia otra vez lo estancados que estamos en obras de prevención.
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Una de las acciones para mitigar daños por las lluvias estacionales y El Niño es la construcción de sistemas de drenajes. Hay planes para Piura, Tumbes, Chiclayo y otras cuatro ciudades del norte peruano, pero ninguno llegará a concretarse pronto. De hecho, el proyecto que terminaría primero - el sistema de drenaje de Trujillo-, lo haría todavía para el año 2025.
El ingeniero Julio Martín Kuroiwa Zevallos, representante del Cap. De Ingeniería Civil del Colegio de Ingenieros del Perú CDLima, explica que los sistemas de drenaje son un conjunto de obras de infraestructura que permiten el manejo seguro y ordenado de los flujos que se generan debido a las lluvias. “Sirve para evacuar de manera oportuna la escorrentía que discurre a través de los centros urbanos disminuyendo el riesgo de afectación por inundaciones tanto a la infraestructura urbana como a los vehículos que circulan por las vías. Las obras pueden consistir, incluso, de sistemas de subdrenaje que permitir abatir la napa freática, es decir el nivel de las aguas subterráneas”, explica.
Evitar el empozamiento de las aguas resulta indispensable también en términos de salud pública. Los depósitos de agua estancada por las lluvias e inundaciones son un ambiente ideal para la reproducción de zancudos transmisores de enfermedades como el dengue, zika y la chinkungunya. Solo en dengue, este año se reportaron picos históricos de contagios y muertes. Solo hasta junio las muertes por dengue sumaron 261, el triple de lo alcanzado en todo el 2017, año de Niño Costero y el que tenía las peores cifras de la epidemia.
Obras urgentes
Entre junio del 2022 y febrero del 2023, la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), que desaparece desde el 1 de enero para dar paso a la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), firmó contratos para el diseño de sistemas de drenaje en Sullana, Talara, Paita, Chiclayo, Tumbes y Trujillo. Los proyectos se encuentran en fase de diseño de expedientes técnicos y las fechas tentativas para su ejecución va del 2025 al 2027.
Además, en octubre del 2022 se publicó un Plan Maestro para Piura que incluye un proyecto de drenaje pluvial para reducir el riesgo de inundaciones en los distritos de Piura, Castilla y Veintiséis de Octubre. El Plan Maestro del drenaje pluvial cuenta con un presupuesto aproximado de S/ 2.900 millones y estaría culminado en el 2026. Las primeras obras debían empezar este año, pero Cesar Orrego, jefe de la oficina de la Defensoría del Pueblo en Piura, indica que no hay avances importantes.
“No tenemos información de que haya avanzado en algo. Un plan integral supone una intervención de todos los kilómetros del río Piura, pero ahora hay intervenciones independientes que no están articuladas ni coordinadas”, dice.
En diálogo con El Comercio, Orrego explica que la falta de un sistema eficaz de drenaje pluvial afecta otros derechos fundamentales, como el acceso al agua potable. El Niño de 1998 y el del 2017 confirmaron que era necesario tener un sistema integral no solo para la ciudad de Piura sino para al menos cinco de las ocho provincias que tiene la región. “Del 2017 a 2023 no se ha avanzado en nada. Solo en la ciudad de Piura casi 700 mil personas se quedan sin agua porque los sistemas de drenaje de aguas servidas terminan colapsando porque ahí van las aguas pluviales. Revienta todo y se tiene que cerrar el agua potable”, indica.
Para el ingeniero Kuroiwa, el diseño de un sistema de drenaje debe complementarse con otras obras de infraestructura debido a que las inundaciones tienen diferentes orígenes. En los casos de Piura y Chiclayo, por ejemplo, la topografía del terreno está directamente relacionada con las dificultades en la implementación de un sistema de drenaje. “En Piura hay varios tipos de inundación. Cerca del centro de Piura puede ocurrir una inundación por desborde del río Piura, pero a la vez, cuando el nivel del río está alto, esto impide la salida de los flujos que se generan en los sectores adyacentes al río. El Puente Cáceres constituye un cuello de botella cuando ocurren niveles altos de inundación y que gran parte del centro está a un nivel muy bajo, cercano al del fondo del río”, explica.
Lo que coinciden ambos es que son trabajos que deberían atenderse con prioridad para evitar las cíclicas noticias de desastres ante lluvias que todos los años, con o sin Niño, se sabe que van a ocurrir.