Jhosep, de apenas dos meses de nacido, ha quedado huérfano por la violencia feminicida en el Perú. Su madre, Zaida Elizabeth Rondán Huamán, de 26 años, fue asesinada por su pareja en el distrito de San Pedro de Mala, en la provincia de Cañete, en Lima.
El último viernes Zaida Rondán fue encontrada muerta en la cama de una habitación a lado de su hijo. El llanto del bebe alertó al dueño del cuarto y a los vecinos, quienes descubrieron la penosa escena.
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El Ministerio Público informó que la mujer falleció por estrangulamiento y que el principal sospechoso sería su conviviente Juan Pablo Pérez Souza, quien fue detenido 12 horas después del crimen, en la ciudad de Pucallpa.
El pequeño Jhosep ha quedado al cuidado de sus parientes maternos, sus abuelos de avanzada edad y una tía, quienes habitan en el caserío de Ichicwishca, ubicado en el distrito de Ticapampa, en la provincia de Recuay. Son pobladores que se dedican a la agricultura de subsistencia y que viven en la pobreza.
Por ello, el Centro de Emergencia Mujer (CEM) de Recuay ha iniciado una cruzada de solidaridad para ayudar al pequeño Jhosep. La psicóloga Katherine Zúñiga Rojas mencionó que se necesita leche, pañales y ropa. “Los abuelos son de la tercera edad y la familia es humilde, por eso necesitamos pañales, ropita y leche de 0 a 2 años (NAN). El bebe se encuentra un poco delicado de salud, debe ser por el cambio de clima o la falta de leche materna. El bebe lloró todo el camino de Mala a Ticapampa”, comentó a El Comercio la trabajadora del CEM.
Betsabé Rondán, hermana de la víctima, ha demandado justicia. Ella ha pedido que la fiscalía investigue a Juan Pablo Pérez Souza y se le sancione con la máxima pena. “Quisiera que le den cadena perpetua. No es justo que mi hermana haya muerto de esa manera. Nosotros somos humildes y de poca familia. Necesitamos apoyo para mi sobrino que se ha quedado huérfano”, expresó Betsabé a este Diario.
Zaida Rondán llevaba más de un año con su pareja sentimental y a pesar de las agresiones tenía la esperanza de que el hombre cambiara y que los malos tratos cesaran, según sus parientes, pero el viernes pasado la violencia llegó al extremo y la mató. Ella también dejó en la orfandad a una niña de 7 años, quien se encuentra al cuidado de su ex pareja.
Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, de enero a noviembre los feminicidios han dejado 189 menores de 18 años en situación de abandono.
Katherine Zúñiga explicó que el asesinato de una mujer genera inestabilidad emocional y económica a la familia de la víctima. "Es un proceso traumático y doloroso para la familia. Si bien es cierto el menor no comprende lo que ha sucedido, pero él estuvo presente en el asesinato de su madre y en el futuro tendrá que convivir con este trauma. En este caso también se genera un conflicto por la tenencia del menor y los parientes se ven afectados económicamente porque no tienen los recursos, trabajan en el campo", explicó.
La especialista exhortó a las víctimas de violencia familiar a buscar ayuda y a denunciar cualquier tipo de agresión. “Pedimos a todas las mujeres que no callemos estos hechos, en algunos sectores aún creemos que la violencia es normal, pero no es así, no debemos callar, no debemos permitir más violencia y denunciar en su debido momento”, aconsejó.