En estos momentos de pesar para el país, algunos políticos culpan a la capital por los problemas de las provincias. En el aniversario 488 de la fundación española de Lima, esto no es estrictamente cierto.
¿Lima se queda con el dinero que corresponde a las provincias? Históricamente fue así, sobre todo durante el siglo XX –antes de eso, en realidad, las ciudades del interior tuvieron una vida económica y social bastante independiente de la capital, que no tenía más del 10% de la población peruana–. Pero todo mejoró cuando, en el 2002, la ley de regionalización les dio más poder y recursos, al punto de que hoy tres de cada cuatro soles del presupuesto nacional de obras se invierten fuera de Lima.
¿Y por qué Lima creció mucho más que las provincias? Básicamente porque, en el siglo XX, cientos de miles de familias prefirieron dejar Cajamarca, Pasco, Ayacucho, Arequipa o Puno y se esforzaron en construir su futuro en la metrópoli (y algunas otras ciudades medianas). Esos migrantes (más del 80% de limeños tienen raíces provincianas) hicieron que Lima pase del 10% a tener el 30% de la población y a producir la mitad del PBI. Aunque Lima al inicio los rechazó, no cejaron hasta conquistarla.
¡Pero las grandes decisiones se siguen tomando en Lima! Muchas de ellas sí, y con bastante ineficiencia, pero las toma un gobierno elegido por todos los peruanos. Además, eso no disculpa a las muchas autoridades provincianas elegidas por sus paisanos que no pueden gastar ni el 50% de su presupuesto o que están enjuiciadas o presas por corrupción. El Gobierno Central les da poco y ellas hacen mal uso de lo recibido.
¿Cómo enfrentar entonces el problema? Primero, reconociendo que no es justo que el Perú tenga regiones con grandes carencias; las autoridades centrales deberían esforzarse más en resolver sus mayores carencias, ayudándolas, además, a generar e invertir bien sus recursos. Las empresas, por su lado, deberían aquilatar mejor las oportunidades de invertir fuera de Lima y los migrantes capitalinos, no olvidar su origen y reforzar su colaboración con sus regiones.
Y también es muy importante que los propios ciudadanos elijan autoridades locales que no eludan su responsabilidad echándole la culpa de sus ineficiencias a Lima (así como acusan “al imperialismo extranjero” de ser la causa de la pobreza de Cuba, Venezuela o el Perú). Por cierto, que tampoco sigan a esos líderes violentistas que supuestamente apoyan a sus pueblos destruyendo aeropuertos, impidiendo que se trabaje o ahuyentando el turismo y la inversión.
Actuando así, cada 18 de enero la celebración de la Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe, los Mamani y tantas otras familias, será la celebración de todo el Perú. Feliz aniversario, Lima.