Es llamativo el contraste entre las prioridades de los bancos centrales en países con una política monetaria funcional y las del Banco Central de Reserva de Argentina (BCRA).
Este jueves, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) anunció la cuarta reducción consecutiva de la tasa de interés de referencia para llevarla al 6,75%, en un contexto en el que espera que la inflación retorne al rango meta de entre el 1% y el 3% “dentro de los próximos meses”.
Con esa reducción, podríamos esperar un menor costo de financiamiento que fomente la recuperación del consumo y la inversión privada. Este impulso se necesita ahora más que nunca, pues entre enero y octubre la economía peruana se contrajo un 0,65%, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática.
La decisión del BCRP se da en la misma semana en la que tanto la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) como el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra han anunciado que mantendrán sus tasas, aunque la FED ha adelantado que el próximo año realizará al menos tres recortes, generando un entusiasmo que contrasta con la precaución que buscan inspirar sus pares europeos.
Podríamos discutir si la FED debió generar estas expectativas, si el BCRP debería ser más agresivo en su recorte de tasa, o el BCE, menos precavido. Pero en todos estos casos estamos debatiendo, finalmente, sobre las herramientas estándares de la política monetaria.
El BCRA existe en otro universo. La primera semana del gobierno de Javier Milei empezó con un ‘feriado cambiario’ el lunes, en el que el BCRA bloqueó las compras de dólares al tipo de cambio oficial a la espera de los anuncios económicos del martes, que incluyeron una devaluación del peso en un 54%. Es como si el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ordenara que el tipo de cambio en el Perú se dispare hoy a más de S/6 por dólar estadounidense. Inimaginable.
Las medidas del ‘shock’ diseñado por el ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, buscan un fuerte recorte del gasto público, reduciendo los subsidios a la energía y el transporte, suspendiendo obras y cerrando ministerios.
Santiago Bausili, el nuevo presidente del BCRA nombrado por Milei y Caputo, tendrá el reto de desmantelar los desequilibrios acumulados por el continuo financiamiento del déficit generado por el mal manejo fiscal y levantar los controles cambiarios.
Bausili ha anunciado una emisión de bonos para que los importadores puedan pagar las deudas con sus proveedores por más de US$50.000 millones –acumuladas porque no podían acceder a dólares– y un juego con las tasas de los instrumentos de deuda emitidos por el BCRA en poder de los bancos privados para ir alargando la duración de estos pasivos.
Si no entiende el párrafo anterior, no hay problema. Es el lujo de vivir en un país en el que la política monetaria y la fiscal se han manejado de manera correcta.
Los peruanos ya hemos aprendido que, como en los incendios, basta una chispa para que los desequilibrios macroeconómicos se salgan de control y que el precio lo tendríamos que pagar todos. Por eso sería conveniente que el titular del MEF, Alex Contreras, reciba de buena gana las críticas a su manejo de las finanzas públicas, especialmente si vienen del Consejo Fiscal, cuya función es, precisamente, esa.