Vladimir Cerrón, el líder fundador de Perú Libre, no logró inscribir su candidatura a la segunda vicepresidencia en la fórmula que lideraba Pedro Castillo para las elecciones del 2021 por estar sentenciado.
Tres años después, Waldemar Cerrón, su hermano, jura al cargo de segunda vicepresidencia, pero de la Mesa Directiva del Congreso de la República, otra vez. Y no es premio consuelo.
La historia de los hermanos está entrelazada desde la clandestinidad de uno hasta el poder manifiesto del otro. Waldemar Cerrón ha logrado astutamente, sin agitar las aguas y de manera desapercibida, engordar su influencia en el Legislativo. Mientras los ojos y las críticas se centraban en Eduardo Salhuana, entonces candidato a la presidencia de la Mesa Directiva, por sus vínculos con la minería ilegal, el congresista Cerrón se abría paso sin mayor resistencia.
En la interna de Perú Libre, otros dos congresistas ansiaban la postulación: Américo Gonza y Kelly Portalatino. A esta última, la revelación de un amoroso audio del líder del partido y prófugo Vladimir Cerrón le cerró el paso. La “fortuna” volvió a favorecer a Waldemar, el otro Cerrón, en esta nueva legislatura.
Quizás fue la misma “fortuna” que casi lo convierte en primer ministro cuando Pedro Castillo estaba al mando. Fue la congresista Portalatino la que declaró en febrero del 2022 que el partido Perú Libre había decidido proponer a Waldemar Cerrón para que luciera el fajín. Es más, en un confuso y bochornoso incidente tuitero, el mismo Waldemar aceptó la oferta desde su propia cuenta para, minutos después, desmentirla.
Pero la anécdota palidece cuando se cuestiona la performance del segundo vicepresidente de la Mesa Directiva. En la hipótesis de la fiscalía, Waldemar Cerrón es parte de la estructura de la organización criminal liderada por su hermano Vladimir Cerrón. Ambos están investigados por lavado de activos a través de aportes ilícitos al partido Perú Libre. En esa misma investigación se encuentra la presidenta Dina Boluarte.
Además, el congresista Cerrón ha promovido desde su curul, con sus influencias en la Mesa Directiva y la confluencia de bancadas de derecha, leyes de impunidad como la Ley 32104 que, sin rubor, la presidenta promulgó el mismo 28 de julio, previo al mensaje a la nación. Con esta herramienta legal, su hermano en la clandestinidad y otros podrían lograr que sus delitos prescriban. El pacto hacia el 2026 parece quedar sellado.