Mario Saldaña

Todo lo relacionado con la política en el Perú hace tiempo dejó de ser la búsqueda de las mejores (y los mejores) opciones y escenarios, resignándonos a obtener lo menos malo.

A la casi inexistencia de partidos, la mínima institucionalidad y el Estado disfuncional a todo nivel, se ha sumado la irrupción y el control de la cosa pública por intereses patrimonialistas, así como de las economías ilegales o informales.

Es lo que día a día desfila ante nosotros. Como bien indicaba hace unos días , lo trágico es que los operadores políticos de ese lado del espectro tienen la cancha libre sin contrapeso alguno. Se activan, se organizan y gozan de buena salud financiera, sin que los representantes del lado virtuoso (por ejemplo, aquellos que pretenden defender la meritocracia en la educación, la lucha anticorrupción y la buena salud de reformas elementales en pro de la formalidad, el orden y el respeto a la ley) hagan algo similar; o sea, política a todo nivel.

Los medios de comunicación pueden cumplir un rol de denuncia, pero ya vemos cómo, por ejemplo, en este , la indolencia y la frescura conforman el denominador común, así vayan con la aprobación en negativo.

Ante este escenario desalentador como telón de fondo, sumado a la casi segura , acicateadas por la perspectiva de que (como en el 2021) dos pigmeos electorales pasen a la segunda vuelta (por la falta de incentivos suficientes para las alianzas, la fe en la buena suerte y la irresponsabilidad con el país), ¿existe la opción de evitar que una de las alternativas sea antisistema?

Una de esas escasísimas posibilidades, paradójicamente, está en lo que haga o deje de hacer el Gobierno en los siguientes 20 o 21 meses. Y digo “paradójicamente” porque un escenario no negado es que, más bien, pueda ser vacada en ese mismo lapso.

Por ejemplo, un ‘shock’ económico reactivador por el lado de la inversión privada, impulsador del empleo, acompañado por algunos estímulos de acceso al crédito ejecutado de manera eficaz, entre otras medidas, podrían aliviar parcialmente el frenazo que la gran mayoría de peruanos ha sentido en los bolsillos en los últimos tres años.

Pero, como en todo, se requieren voluntad y capacidad política, además de un plan articulado con metas y operadores definidos. ¿Reúne el régimen estas condiciones? ¿Qué opina usted, amable lector?

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Mario Saldaña C. es periodista

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