Según el Diccionario académico (2001), este adjetivo significa “de color del trigo, entre moreno y rubio”. Pero en el castellano de América, el Perú incluido, trigueño se aplica, más bien, a la piel algo morena, que entre nosotros también llamamos amarcigada. Véase este uso sustantivado de Manuel Asencio Segura: “… quedé constituido al lado de una graciosa trigueñita…” (Artículos, poesías y comedias, Lima 1885, p. 16).