En el habla familiar del Perú y de muchos otros países de América (de Cuba a la Argentina) estos términos califican a la persona rica y están directamente relacionados con el nombre del metal precioso que sirvió –y sirve– para hacer monedas y medallas. El sufijo -udo tiene, en estos como en otros casos, cierto matiz despectivo; platudo equivale, por lo tanto, a derivados de rico igualmente despectivos tales como ricacho o ricachón. (El Comercio, Lima, 13/9/2009)
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