Con un vastísimo territorio, casi tan grande como el de los Estados Unidos, con más de 30 millones de habitantes, un suelo admirablemente fecundo, abundantes saltos de agua y minas de hierro de gran extensión, las finanzas de Brasil no estarían en riesgo si su poder de producción se desarrollara de modo adecuado y el gobierno arreglara sus rentas y gastos con la prudencia necesaria. Es imprescindible que esto ocurra porque se trata de un país excepcionalmente favorecido por la naturaleza y que el mundo del futuro necesita. H.L.M.
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