Hoy se nos ha metido el otoño con todas las de la ley. Mañana lluviosa y opaca; un vientecillo frío y una niebla fina que aprisionaba los contornos de las cosas, desbaratándoles los perfiles. Desde hacía algunos días el verano se alejaba y la temperatura se tornaba fresca y agradable; sin embargo, la semana comenzó mal y el miércoles y el jueves fueron días verdaderamente calurosos. Hoy se produjo el cambio bruscamente. Los sombreros de paja desaparecieron como por encanto y los sombreros hongos de todas las modas y formas salieron a la luz. Igualmente las ropas ligeras vuelven a los armarios para ser substituidas por los trajes de casimir, los gruesos chalecos y los tradicionales abrigos.