"Es evidente que Verónika Mendoza no iba a extenderle su endose a Keiko Fujimori, pero, como mencionamos líneas arriba, no tenía que apoyar a nadie". (Foto: GEC)
"Es evidente que Verónika Mendoza no iba a extenderle su endose a Keiko Fujimori, pero, como mencionamos líneas arriba, no tenía que apoyar a nadie". (Foto: GEC)
Editorial El Comercio

Ningún candidato derrotado en la primera vuelta de una elección está obligado a apoyar a los que llegan al balotaje. Se trata de una decisión personal y, de hecho, en ocasiones es mejor mantenerse al margen de la ronda final de la contienda que apoyar un proyecto político que, en pocos o muchos puntos, contradice lo que uno promovió durante su campaña. Pero eso no es lo que ha decidido , otrora aspirante al sillón de Pizarro por Juntos por el Perú.

En efecto, el miércoles pasado, la exparlamentaria suscribió un acuerdo con el postulante a la presidencia por , , ratificando el apoyo que, hace unas semanas, ya le había extendido su agrupación a través de un comunicado. Al respecto, Mendoza dijo que lo que está en juego no es solo la victoria de Castillo, sino “ponerle un freno” a la “mafia y al autoritarismo”. Durante la ceremonia, asimismo, el candidato por el partido del lápiz –quien se refirió en el pasado al partido de Mendoza como “una falsa izquierda”– firmó un documento en el que asumía algunos compromisos específicos: luchar contra la corrupción, dejar el cargo en el 2026, respetar los derechos humanos, fortalecer instituciones como el y la y lograr que se concrete una asamblea constituyente para cambiar la .

En la mayoría de los casos –salvo por la búsqueda de una nueva Carta Magna, que consideramos descaminada–, estas son materias que deberían darse por descontadas. Sin embargo, se trata justamente de componentes que Castillo y sus colaboradores hasta hace poco habían abordado con desprecio y que, hay que decirlo, han sido centrales en su discurso electoral.

Castillo, por ejemplo, se ha pronunciado a favor de desactivar instituciones como el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo. En ambos casos, solo mostró intenciones de recular cuando la opinión pública lo presionó. En lo concerniente a la defensa de los derechos humanos, los problemas aumentan, toda vez que también ha ofrecido indultar a Antauro Humala (condenado por el homicidio de cuatro policías en el 2005). Al mismo tiempo, desde Perú Libre el respeto a la igualdad de género, tópico clave en la propuesta de Mendoza, ha dejado mucho que desear. El aspirante incluso ha dicho que el enfoque de género no es su prioridad y ha considerado como ‘lamentable’ haber tenido que elegir una consejera mujer por la cuota impuesta por la ley.

Como se recuerda, esta no es la primera vez que la señora Mendoza ejecuta un acercamiento con el grupo político de Cerrón (tentaron una alianza en el 2019), pero ello no atenúa la responsabilidad que ahora asume con esta nueva coalición. Más aún considerando que ha quedado claro que el exgobernador de Junín es protagonista en el proyecto de Pedro Castillo. Suscribir el discurso de este es suscribir el de aquel y, a partir de ese punto hablar de defender a grupos vulnerables y, sobre todo, de la lucha contra la corrupción pierde sentido. Cerrón tiene una sentencia por negociación incompatible y esa es precisamente la razón por la que él no es candidato a la presidencia en esta elección.

Ante ello, Mendoza dijo en una radio local: “Vladimir Cerrón tiene que hacerle frente a la justicia como cualquier ciudadano, pero ese es tema aparte. Yo no sé por qué tanta obsesión con el señor Cerrón, el candidato es Pedro Castillo”. Pero para despejar esa duda a la excongresista debería bastarle con visitar la página web oficial de Perú Libre.

Dicho esto, es evidente que Verónika Mendoza no iba a extenderle su endose a , pero, como mencionamos líneas arriba, no tenía que apoyar a nadie. Ello la hubiese liberado de caer en incoherencias y de, ahora, tener que ser aval de un candidato que ofrece pocas garantías de respetar la democracia y el Estado de derecho.

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