Por supuesto que el alivio en las restricciones debe venir aparejado de una campaña masiva de concientización sobre la importancia de la higiene (particularmente sobre el lavado de manos y quizá el uso durante un tiempo de mascarillas faciales) y del distanciamiento social.
Por supuesto que el alivio en las restricciones debe venir aparejado de una campaña masiva de concientización sobre la importancia de la higiene (particularmente sobre el lavado de manos y quizá el uso durante un tiempo de mascarillas faciales) y del distanciamiento social.
/ Rodrigo Abd
Editorial El Comercio

El ha comenzado a dar señales de que el que se dictó en todo el territorio nacional para quitarle velocidad a los contagios por (la infección provocada por el nuevo coronavirus), y que rige desde hace 33 días, posiblemente no se extenderá por tercera vez. “Como sabemos, este estado de emergencia está previsto que llegue hasta el día 26 de abril, pero luego de ello las restricciones van a mantenerse en buena parte y en gran parte, se van a ir gradualmente restableciendo actividades; gradualmente”, anunció ayer el presidente Martín Vizcarra, en su ya habitual conferencia de prensa. En ella, además, el jefe del Estado informó que a la fecha hay 12.491 peruanos contagiados (1.277 de ellos hospitalizados) y que la cifra de fallecidos asciende a 274.

Ahora bien, que el estado de emergencia sea levantado no puede traducirse –de ninguna manera– a que ello se deba porque la situación haya perdido seriedad o a que la crisis haya pasado y la ciudadanía puede volver a la normalidad. De hecho, los casos en el país siguen en aumento, por lo que una reducción de las restricciones tendría que darse solo si se considera que se puede mantener el ritmo de contagio bajo control. Y el consenso de los expertos en todo el mundo parece inclinarse a que la ‘normalidad’ tal cual la conocimos antes de la pandemia no llegará sino hasta cuando exista una vacuna comercializable contra el virus (algo que los cálculos más optimistas cifran en 12 meses, y los menos, en 18).

Por lo pronto, valdría la pena ver cómo otros países comienzan a relajar, aunque tibiamente, sus controles. En Dinamarca, donde se evalúa el regreso de los niños a las escuelas, por ejemplo, se ha determinado que la prohibición de reuniones de más de diez personas continuará vigente y que todos los servicios religiosos, centros comerciales, bares, restaurantes y cines permanecerán cerrados hasta mediados de mayo. Las fronteras del país, además, no abrirán. En Austria y en la República Checa, asimismo, se consentirá la reapertura de algunos comercios pequeños, como ferreterías, e instalaciones donde se realizan deportes individuales, mientras que en ciertas regiones de Italia (uno de los países más azotados por la pandemia) se ha permitido el funcionamiento de negocios como librerías, lavanderías y tiendas de ropa para bebés y niños.

En el Perú, todo parece indicar que seguiremos el mismo recorrido. Según ha declarado el primer ministro Vicente Zeballos, “todas las actividades de índole social van a quedar postergadas de manera indefinida: artísticas, culturales, deportivas, sociales, cines”. Y algunos eventos multitudinarios, como la Feria del Libro de Lima, ya han anunciado que este año no se llevarán a cabo “de manera acostumbrada”.

Por supuesto que el alivio en las restricciones debe venir aparejado de una campaña masiva de concientización sobre la importancia de la higiene (particularmente sobre el lavado de manos y quizá el uso durante un tiempo de mascarillas faciales) y del distanciamiento social. Y que las actividades que vuelvan a operar deben tratar de garantizar niveles mínimos de protección a sus trabajadores. En ese sentido, es positivo que, como comentó la ministra de Economía, María Antonieta Alva, en entrevista con este Diario, se esté trabajando en la elaboración de “protocolos sanitarios” con algunos sectores económicos que van a mantener “algunos preceptos, como por ejemplo el distanciamiento social”. “Hay algunos sectores que han trabajado con mucha profundidad los protocolos, están trabajando también con los gremios. Y hay un encargo del primer ministro para el lunes: que los sectores tengan una presentación de cuáles van a ser esos protocolos”, explicó.

Todo lo anterior, sin embargo, no debería soslayar que siempre quedará latente la posibilidad de volver a reactivar medidas de confinamiento duras si es que la curva de contagios vuelve a jugarnos una mala pasada en el corto plazo.

Por último, aparte de las disposiciones que vaya dictando el Gobierno para una salida gradual del confinamiento, se mantiene la responsabilidad individual de cada ciudadano y las precauciones que decida tomar cuando la emergencia se levante. Después de todo, a quienes más les atañe el estado de nuestra salud es a nosotros mismos.

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