Probablemente a usted le haya sucedido que tiene una necesidad presente que podría cubrir con el fondo de la CTS que tiene depositado en una institución financiera, pero se ve imposibilitado de hacerlo debido a que dicho fondo es intangible (por lo menos en lo que toca a la suma de seis sueldos). Quizá usted necesitaba ese dinero para cubrir gastos médicos, para invertirlo en un negocio, para cancelar un préstamo o para pagar las pensiones de los colegios de sus hijos. Y, seguramente, en ese momento se preguntó: ¿por qué no puedo disponer de un dinero que es mío?
Si así fue, tuvo razón en hacerse la pregunta. ¿Por qué el Estado prohibiría a sus ciudadanos disponer de su propiedad, aquella que además se han ganado con el sudor de su frente? La respuesta suele ser algo así: para protegerlos de ellos mismos. Se asume que las personas, en vez de adultos, son como niños irresponsables que por lo general, en vez de tomar previsiones y ahorrar para los imprevistos (como puede ser una eventual situación de desempleo), van a dilapidar sus ingresos en cosas que realmente no necesitan. Por ello, se argumenta, el Estado los debe forzar a tener una cuenta intocable donde se depositen parte de sus ingresos, con la finalidad de que no sean víctimas de su propia falta de responsabilidad.
Lo cierto, sin embargo, es que la mayoría de peruanos son gente trabajadora y responsable. Por lo menos a nosotros nos es difícil pensar que el Perú pueda crecer a tasas impresionantes a escala internacional y que, a la vez, su fuerza laboral esté compuesta principalmente por una masa de incapaces que no saben cuidar de sí mismos.
Además, como sugerimos al inicio, nadie mejor que uno mismo para saber si tiene necesidades presentes más urgentes que ahorrar para estar cubierto frente a un eventual infortunio. Por estas razones, en este Diario creemos que el concepto de la CTS parte de un paternalismo estatal injustificado y que cada persona debería ser libre y responsable de darle el uso que necesite a todos sus ingresos.
En ese sentido, celebramos la iniciativa que existe en el Congreso por darle un poco más de libertad a la disposición de este fondo. Se ha propuesto que solo sean cuatro (y no seis como ahora) los sueldos intangibles y que el 80% del dinero depositado como CTS pueda ser utilizado para pagar créditos hipotecarios. No es, sin duda, el ideal (que sería que exista absoluta libertad para disponer de todo ese dinero), pero es un paso en la dirección correcta.
Ahora, otra opción que también significaría un avance frente a la situación actual sería cambiar el sistema de pago de CTS por la simple obligación de contratar un seguro de desempleo. El pago de un seguro, por un lado, supondría una carga menor para los trabajadores, pues los privaría de una porción mucho menor de su capital que aquella que ven inmovilizada hoy en día en sus cuentas de CTS. Por otro lado, esta medida reduciría también los sobrecostos laborales que tienen que enfrentar los empleadores y que impiden el ingreso a la formalidad de la mayoría de trabajadores en el Perú.
Este último aspecto, de hecho, no debe ser menospreciado. La verdad es que la discusión sobre la CTS solo involucra a una minoría de los ciudadanos que tienen el privilegio de contar con un trabajo en planilla. Y, por eso mismo, las discusiones en materia de reforma laboral siempre deberían partir por cómo hacer para incorporar a la mayoría de los trabajadores a la formalidad.
En todo caso, lo que queda claro es que el sistema de CTS necesita una reforma profunda. Y, como señalamos anteriormente, nosotros creemos que la dirección de dicha reforma debe apuntar hacia más libertad. Finalmente, el hecho de que por alguna extraña razón se les llame “padres de la patria” no les da motivos a los congresistas para tratarnos al resto de peruanos como a niños irresponsables.