La semana de APEC 2024, que concluye hoy, tuvo sin duda como uno de los ejes centrales la inauguración del puerto de Chancay, a cargo de la empresa china Cosco Shipping. La puesta en marcha del terminal portuario es un hito para la infraestructura nacional, pero no debe opacar los mensajes y lecciones que quedaron durante el desarrollo del foro, y sobre los que haría bien el Perú en tomar nota.
Una constante durante las intervenciones de los líderes políticos y empresariales fue la importancia de adaptarse de forma efectiva al entorno cambiante e incierto por el que atraviesa el mundo. Con China cada vez más asertiva, EE.UU. en medio de un cambio presidencial con consecuencias desconocidas, retos energéticos y tecnológicos enormes, y al menos dos guerras en desarrollo, los países deben navegar con todas las alertas prendidas. Por ejemplo, durante su participación en APEC, el CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, indicó que, en su opinión, estábamos frente a “la situación más complicada geopolítica, militar y económica que el mundo ha enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial”.
Otro tema siempre presente fue la influencia de la inteligencia artificial (IA) en cada vez más aspectos de la sociedad. Países asiáticos y empresarios del sector lideraron buena parte de la discusión aquí a través de su experiencia en la nueva tecnología, y fue inevitable sentir una brecha nacional abismal en la comparación. Si el Perú no quiere quedarse nuevamente rezagado en la siguiente revolución industrial –esta vez, la digital y de IA–, será necesario una inversión masiva en capital humano y la adopción de políticas deliberadas para el sector en energía, conectividad, marco regulatorio, entre otras. El consenso es que el futuro será de quienes se adopten y se adapten mejor a las herramientas de la IA.
Finalmente, no se dejó de lado la relevancia del marco institucional. Este permite que los países colaboren entre sí en relaciones mutuamente beneficiosas guiadas por tratados y normas comunes que apuntan a hacia mayor integración, no mayor proteccionismo. Además, es esta predictibilidad institucional la que hace posible el desarrollo de la cooperación público-privada para resolver los asuntos más urgentes, desde educación hasta salud o infraestructura. Sin ambos actores, avanzar será imposible. Y si el marco institucional está bajo ataque, debe defenderse.
APEC dejó estas y varias lecciones más para el Perú. En un mundo cambiante y competitivo, sería necio no tomarlas en serio, sobre todo cuando se dieron y se escucharon fuerte en nuestra propia casa.