Ayer, la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema escuchó los argumentos de las partes en lo concerniente a la demanda planteada por el Ministerio Público para que se cancele la inscripción electoral del partido Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros (Antauro) y dejó la causa al voto.
El pedido de la fiscalía, como se sabe, se basa en el hecho de que entiende que las actividades de esa organización política “son contrarias a los principios democráticos y vulneran sistemáticamente las libertades y derechos fundamentales”. En la práctica, sostuvo ayer el fiscal Hernán Mendoza, esta promueve atentados contra antiguas altas autoridades del país, en sintonía con los anuncios de Humala mismo sobre los fusilamientos de expresidentes a los que procedería de llegar al poder en el 2026. Desvirtuó Mendoza, por otro lado, la especie de que Antauro sea “solo un militante” del referido partido, pues no son pocas las ocasiones en las que se ha convertido en su vocero más visible. Por si eso no fuera suficiente, la circunstancia de que, colocadas una detrás de la otra, las iniciales de las colectividades presentes en el nombre del conglomerado recen Antauro es, claramente, un desafío y una burla a los impedimentos que el orden legal del país les impone a los partidos que buscan tomar parte en los procesos electorales nacionales.
Todos recordamos, adicionalmente, que Humala fue el cabecilla de la asonada del 2005 conocida como el ‘andahuaylazo’, en la que se asesinó a cuatro policías y por la que fue condenado a 19 de años de prisión. Y no conviene olvidar tampoco que nunca se ha arrepentido de ello… Por todo eso, la organización que en la práctica regenta el pernicioso personaje que nos ocupa debería ser retirada del registro electoral. La democracia, como constantemente escuchamos decir, no puede ser boba y tiene que defenderse. Admitir la participación de Antauro en los próximos comicios sería contribuir a socavar el orden constitucional por dentro.
El Poder Judicial tiene la solución a esta amenaza en sus manos y, si decidiera cancelar la inscripción de la organización de marras, la ciudadanía y la prensa debemos permanecer atentas a la posibilidad de que otros partidos presuntamente democráticos quieran, como Juntos por el Perú (JPP), darle cabida a Humala entre sus filas o acomodarse a su discurso totalitario y violentista para ganarse algunos votos. Esto es un parteaguas democrático y debemos saber quién está en qué orilla.