Hay palabras que el uso devalúa. Voces que llegan a tener un sentido, o más de uno, que originalmente no tuvieron. Sentidos que no son extensiones del sentido original, sino desvirtuaciones.
Un televidente me envía una comunicación en la que se refiere a la “mujer virtuosa” y dice que el uso general la conceptúa de obediente, educada, inhibida y, por sobre todas las cosas, incondicionalmente fiel. Me pregunta si una conceptuación así implica o encierra machismo.
Una conceptuación así es superficial e impropia, y la “virtud” de esa “mujer virtuosa” es lo que Nietzsche llamaba “la virtud de los santurrones”.
Entender así la virtud es un entendimiento sesgado por la machez, que no hay que confundir con la hombría, que en latín se dice virtus, o sea virtud, y virtus deriva de vir, que significa hombre.
Hombría es entereza o valor. Machez es arrojo temerario. Machismo es prepotencia y abuso. Virtud es hombría, en general, y en particular, probidad y honradez, y en este último sentido se dice hombría de bien.
Virtud denota fuerza, vigor y valor.
Virtud significa también excelencia moral, responsabilidad ética y justicia.
Las virtudes cardinales son cuatro: fortaleza, templanza, prudencia y justicia.
Las virtudes teologales son tres: fe, esperanza y caridad.
La virtud moral es el hábito de obrar bien, independientemente de los preceptos de la ley, por la sola bondad de la operación y por la conformidad de ésta con la razón natural.
La gratitud, por ejemplo, es un sentimiento que no nos puede ser impuesto por ninguna norma, y si lo valoramos y manifestamos concretándolo en obras, ello será por la bondad que encierra el hecho de estimar el bien o el favor recibido y tratar de corresponderlo.
Finalizo estas consideraciones acerca de la virtud diciendo un truismo o perogrullada, a saber: los seres humanos virtuosos, lo que se llama virtuosos, no abundan. Desgraciadamente.
Moralina
Expresión irónica inventada por el filósofo Friedrich Nietzsche para significar la moral cristiana, a la que considera inferior, rebañesca y decadente; propia de los débiles y resentidos, de los hipócritas y practicantes de la indignación fingida. Moral de los “virtuosos” o santurrones, eso es la moralina.
Moralina se compone de moral y el sufijo -ina, sufijo de substantivos femeninos como morfina, nicotina, penicilina y otros.
Moralina, según el DRAE, significa: “Moralidad inoportuna, superficial o falsa.”