Durante los 15 días que pasé en París sucedieron, a mi modo de ver, cuatro acontecimientos importantes: la muerte de la huelga de los agricultores, la reunión entre Emmanuel Macron y Volodimir Zelenski, y la gran exposición mundial de arte denominada “Comparaisons” (Comparaciones), donde América Latina tuvo un espacio y la pintora peruana Malena Santillana fue la jefa del grupo que representa a nuestro subcontinente.

Ilustración: Giovanni Tazza
Ilustración: Giovanni Tazza

En el Perú, Badinter es poco conocido. Fue un destacado abogado, catedrático, congresista y ministro de Justicia durante el gobierno de François Mitterrand, que luego de una larga campaña logró la abolición de la pena de muerte en su país. Fue precisamente el presidente Mitterrand quien proclamó dicha abolición.

Badinter, que falleció el mes pasado con más de 90 años, es considerado “el padre de la abolición de la pena de muerte”. Cuando se produjo dicha abolición, había una corriente favorable entre la mayoría de los países democráticos de Europa Occidental, incluso de América Latina. Por ejemplo, la Constitución Peruana de 1979 la abolió, salvo para los casos de traición a la patria, un criterio que permanece vigente. Aunque se trató de una abolición parcial, significó un cambio a favor de esta tendencia.

Uno de los momentos más célebres de este personaje que ha sido enterrado en el Panteón, el lugar donde moran quienes dieron toda su vida para servir a su país, sea en la esfera civil o militar, fue su desempeño en el juicio del condenado a muerte Patrick Henry, tal y como él explicó en una entrevista que, hace unos años, le hizo “El País” de España. Allí, Badinter dijo: “sustituí el proceso de Patrick Henry por el proceso a la pena de muerte”. Fue en ese momento cuando acusó a la guillotina y luego, como informa el diario español, terminó su alegato diciendo que “un día, sin duda no lejano, se abolirá la pena de muerte en Francia, como ya es el caso de toda Europa Occidental”.

Luego de este alegato y otros acontecimientos tuvieron que pasar cuatro años para que Francia ingresara al grupo de países contrarios a la pena de muerte.

La vida de Badinter tuvo otros hitos importantes por lo que el gobierno de Emmanuel Macron no solo reconoció su importante trayectoria, sino que aceptó el consenso de todas las tendencias políticas –desde la que representa Jean-Luc Mélenchon (izquierda radical) hasta la de Marine Le Pen (derecha radical)– y decidió que sus restos descansaran en el Panteón.

Badinter fue un obsesionado defensor de los derechos humanos y los principios del pensamiento ilustrado que son la base del ideal republicano donde todos los seres humanos tenemos que ser libres, iguales y fraternos. También fue un impecable defensor de la libertad de prensa y los derechos de los homosexuales.

Estoy en contra de la pena de muerte. Ahora mismo esta posición en el Perú es impopular, como lo era en Francia en la época de Robert Badinter, pero, como dice en un artículo publicado en “Le Figaro” la filósofa Chantal Del Sol, hay casos en los que la ‘doxa opinion’; es decir, la opinión común, no tiene la razón. Las personas debemos actuar de acuerdo con nuestros principios aunque en ciertos momentos estos sean impopulares y, en otros, tengan el consenso mayoritario.

Sin embargo, creo que hay un argumento civilizador a favor de esta “impopularidad”, pues, como decía el gran Badinter, “mientras pueda, combatiré la pena de muerte. Una justicia que mata no es justicia”.

Francisco Miró Quesada Rada es Exdirector de El Comercio

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