Los empresarios en el Perú hemos renunciado a hacer política. Nos hemos desentendido de la cosa pública y esto, de una u otra manera, ha permitido que quienes hoy están en el poder lleguen a él. La democracia peruana se está desintegrando a pasos acelerados debido a la vergonzosa degradación de nuestra clase política, lo que ha generado un aumento en la falta de confianza de la ciudadanía, no solo en el Estado, en los políticos y en las instituciones, sino también en los líderes empresariales, a quienes perciben como personas indiferentes, que solo actúan sobre la base de sus propios intereses. Los empresarios peruanos son vistos como incapaces de dar la cara frente a los desafíos que enfrenta nuestro país.
Está tan enraizada la idea de que los empresarios solo actúan por beneficio propio, que ocho de cada diez peruanos creen que la economía en nuestro país es manipulada para beneficiar a los ricos y poderosos. Por esta razón, el 72% cree que el Perú necesita un líder fuerte que recupere el país de los ricos y poderosos.
La excusa de que esta percepción se genera porque desde el sector privado hacemos mucho, pero comunicamos mal, no es válida. Sí, es cierto que existen buenos proyectos que están siendo impulsados desde el sector privado con importantes impactos, pero ni son muchos ni son suficientes. Porque, más allá de la responsabilidad social empresarial, hoy los líderes empresariales son los llamados a guiar el desarrollo del país y asumir su rol como líderes de la nación.
Asumir el liderazgo no es solo levantar la voz. Significa involucrarse en la mejora de la democracia, las instituciones y la gobernabilidad, pero también en la mejora de la calidad de vida de los peruanos de a pie, muchos de los cuales son sus trabajadores o consumidores. Los líderes empresariales deben ser la voz de aquellos que no tienen voz. ¿Cómo hacerlo? El sector privado puede, por ejemplo, hacer propuestas concretas sobre reformas de políticas públicas, financiar ‘think tanks’, ‘do tanks’ y las distintas organizaciones que desde la sociedad civil están buscando encauzar el país hacia el desarrollo. Asumir el liderazgo significa conectarnos con las regiones, formar y capacitar proveedores locales, impulsar el desarrollo regional reconociendo que la gran riqueza del Perú está en nuestras regiones y que eso implica participar activamente en las cámaras de comercio y descentralizar la actividad privada. Significa participar en actividades académicas junto a las universidades, contribuyendo a formar a los jóvenes que serán la próxima generación de líderes de nuestro país.
Necesitamos trabajar para reconstruir la confianza de los peruanos porque la falta de ella dificulta la vida en sociedad, aumenta los conflictos sociales, debilita el tejido social y encarece los costos de hacer empresa. ¿Cómo esperamos lograr un país sostenible cuando el 42% de los peruanos tiene intenciones de irse del país en los próximos tres años?
En un estudio del Centro Wiñaq y Datum por encargo de Capitalismo Consciente Perú encontramos que las principales limitantes que identifican los empresarios para actuar son el temor a represalias del Gobierno, que al asumir un rol público se conozcan actos indebidos del pasado, el costo económico y el qué dirán sus amigos. Sin embargo, es claro que el costo de no involucrarnos es muchísimo mayor.