La victoria de Ayacucho, que supuso la independencia definitiva del Perú y de América del Sur respecto del colonialismo español, significó el fin de una prolongada y dolorosa guerra. Su dimensión continental se refleja en la participación de peruanos, colombianos, venezolanos, ecuatorianos, chilenos y argentinos, sin obviar el apoyo de militares extranjeros, como el inglés Guillermo Miller.
Como recalca el historiador Manuel Burga, exrector de la Universidad de San Marcos y director del Lugar de la Memoria (LUM), en el centenario de la independencia (1921) se reivindicó a los próceres; en el sesquicentenario (1971), la figura de Túpac Amaru; y ahora, en el bicentenario (2024), el papel de las regiones (Al Filo, 4/12/24). Cada efeméride ha puesto el acento en un aspecto; no obstante, queda claro que el pasar de los años está permitiendo una mejor comprensión del proceso. Esto ocurre gracias a importantes investigaciones de profesionales de la historia y a iniciativas como “Narra la independencia desde tu pueblo, tu distrito o tu ciudad”, coordinado por Juan Carlos Estenssoro y Cecilia Méndez, proyecto sostenido por el IEP y el IFEA, que ha convocado para el 12 de diciembre, en Huamanga, la premiación de su tercer concurso de ensayos.
Las batallas decisivas ocurrieron en la sierra central (Junín) y centro-sur (Ayacucho). Ya el Cusco había tenido gran protagonismo con la rebelión de Túpac Amaru (1780) y la insurrección de los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua (1814-1815). En la misma década se alzaron en Huánuco (1812) y en Tacna (1811 y 1813). No es gratuito que las primeras ciudades donde se proclamó la independencia fueran Tacna (junio, 1811); Huamanga, Huaura y Tarma (noviembre, 1820); Huánuco, Lambayeque y Trujillo (diciembre, 1820); Cajamarca, Chachapoyas y Piura (enero, 1821); y, luego, Lima (julio, 1821).
En línea con esto, la exposición del LUM “Ayacucho: la batalla final y la consolidación de la hermandad sudamericana” destaca el apoyo de los pueblos de la sierra central al ejército patriota, comandado por Simón Bolívar y José de Sucre. Como reconocimiento, rinde homenaje al cusqueño Santiago Marcelino Carreño, líder de las montoneras y guerrillas que actuaron en Canta, Huarochirí, Moquegua, Junín y Ayacucho.
A 200 años de la gesta de Ayacucho, en simultáneo con reconocer el creciente papel actual de la política y las economías regionales, es tarea crucial rescatar el valor de una autoridad central legitimada.