Hay que ser optimista: cuando todo te parezca mal, piensa que todo puede ser siempre peor. Desde inicios de siglo decimos que en el Perú no existen partidos políticos propiamente dichos, ni un sistema de partidos entre ellos; que nuestra política está signada por el personalismo, la improvisación y el cortoplacismo; por la volatilidad extrema y la escasa legitimidad.
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