Los cambios ministeriales recientes –muy tardíos en los casos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Ministerio de Energía y Minas (Minem) e incompletos porque debieron incluir al señor Víctor Torres del Interior– deberían apuntar a brindar no solo oxígeno político al débil gobierno de la señora Dina Boluarte, sino, y sobre todo, resultados tangibles en breve plazo, para evidenciar un cambio de rumbo en materia de mejora respecto de la inseguridad, junto con la reactivación económica y el empleo.
Se ha confirmado que la permanencia de Alberto Otárola es innegociable. Más allá de su labor de soporte, blindaje y complementariedad ante las evidentes debilidades y vulnerabilidades de la presidenta, el cálculo que este binomio ha hecho –por ejemplo– sobre lo que significaría un voto de investidura en el Congreso ante la llegada de un nuevo presidente del Consejo de Ministros es que los riesgos y amenazas son altas. Siendo así, la conclusión es que es preferible –aún– no mover esa ficha del tablero.
Pero el otro lado de la moneda es que es inviable resistir dos años en un país ahogado en la inseguridad y la parálisis económica.
En el primer caso, si el señor Torres pretende permanecer en el cargo, será imprescindible que muestre una estrategia y resultados (aunque sean parciales) en el contexto de una criminalidad desbordada. Y, en el segundo, los señores José Arista y Rómulo Mucho tienen la responsabilidad de dar señas de que la reactivación no solo está en los buenos deseos del exministro Alex Contreras, quien increíblemente partió con un optimista mensaje de tarea cumplida.
Los gremios y sectores empresariales –de todos los niveles y rubros– que ansían un cambio de rumbo han sostenido reuniones en el Ejecutivo en semanas anteriores alcanzando propuestas y sugerencias en torno de lo urgente y lo importante. La llegada de los nuevos jefes del MEF y el Minem es, al menos de momento, una respuesta positiva del Gobierno.
El camino más adecuado sería –solo por poner algunos ejemplos– que la reactivación de proyectos mineros de gran escala, como Tía María, Yanacocha Sulfuros y Zafranal, el destrabe para la culminación de la línea 2 del metro, la ejecución del Anillo Vial Periférico de Lima, así como la conclusión de Chavimochic y Majes sean parte de las metas de la gestión de Boluarte en el corto y mediano plazo.
Que los hechos hablen más que los anuncios debería ser la lógica que debieran impregnar los recién llegados al Gabinete.