"El libro de Pinto-Bazurco muestra a una mujer admirable, llena de sensualidad, con un espíritu emprendedor que contagia a los lectores".
"El libro de Pinto-Bazurco muestra a una mujer admirable, llena de sensualidad, con un espíritu emprendedor que contagia a los lectores".
Alonso Cueto

El escritor y diplomático Ernesto Pinto-Bazurco ha publicado una vibrante novela (“Isabel de los mares”, editorial Planeta), que reproduce la vida de una de las mujeres más notables de nuestra historia. El libro de Pinto-Bazurco hurga en la gesta marítima de la peruana , la primera almirante femenina, pero también en su vida íntima. A diferencia de algunas versiones que sitúan el nacimiento de Isabel en Galicia, el libro de Pinto-Bazurco afirma que es limeña de nacimiento, específicamente del barrio de Santa Ana, conocido como El Chirimoyo. Asimismo, despeja las dudas en cuanto a sus padres: el conquistador Nuño Rodríguez Barreto y Mariana de Castro. En 1585, a los 18 años, Isabel se casa con Álvaro de Mendaña, 25 años mayor que ella. Mendaña era adelantado de España, sobrino de Lope García de Castro, quien llegó a ser gobernador provisional del Virreinato del Perú. Unos años antes, Mendaña había estado en las islas Salomón. El nombre se refería a los supuestos “ríos de oro” que allí corrían, el origen de las riquezas con las que el rey Salomón había construido su gran templo en Jerusalén. Con el encargo de fundar un asentamiento español en esas islas, Álvaro de Mendaña, acompañado por su esposa Isabel, dirige en 1595 una expedición de cuatro navíos que parte del Callao y luego de Paita. Su meta era unir los dos bienes codiciados de siempre: fama y fortuna. Algo más de 400 personas componen la expedición, en la que participan muchas mujeres.

El viaje se complica por un sinnúmero de problemas, entre ellos las enfermedades y las pérdidas de navíos. Por fin los expedicionarios llegan a lo que piensan que son las islas Salomón pero comprenden que son islas distintas. Las llaman Marquesas, en honor al virrey del Perú, el marqués de Cañete. Luego llegan, efectivamente, a las islas Salomón. Poco antes de morir víctima de la malaria (aunque hay también la sospecha de que es envenenado), Mendaña nombra a Isabel Barreto como su heredera. De este modo, ella toma el mando de la expedición y se convierte en su sucesora en el gobierno de las islas y en la primera mujer almirante de la conquista española. Al mando de ella, la expedición finalizó la extraordinaria proeza de recorrer 20.000 kilómetros; una distancia inaudita para la época. Si bien las informaciones de su enemigo, el navegante Quirós, dan cuenta de una mujer cruel con los marineros y las poblaciones indígenas, es posible que esas versiones estén influidas por su enemistad. Siguiendo la probable ruta del navegante Túpac Yupanqui, Isabel y su flota llegan a las Filipinas donde conoce a Fernando de Castro, quien sería su segundo esposo. Gracias a una serie de promesas del rey de España, Fernando e Isabel vinieron al Perú. Ella moriría en la sierra de Castrovirreyna, en 1622.

El libro de Pinto-Bazurco muestra a una mujer admirable, llena de sensualidad, con un espíritu emprendedor que contagia a los lectores. Isabel aparece seducida por “esa tierra maravillosa y exuberante cobijada por grandes montañas y colosales misterios”. De sus relaciones con Mendaña el libro dice que Isabel “estaba dispuesta a dominarlo, acortando las distancias de los años de experiencia”. Las historias de amor de Isabel aparecen contadas con delicia en esta novela.

Isabel Barreto es una heroína peruana, una protagonista de nuestra historia. Su figura ha ido creciendo. Hace poco Irene Hernández escribió un artículo celebratorio sobre ella en BBC Mundo. Pero por alguna razón no ha tenido el reconocimiento que merecía. Enamorados de la muerte, los peruanos siempre hemos preferido a los personajes trágicos. El libro de Pinto-Bazurco es una celebración de su vida.

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