En las últimas semanas, en medio del descontrol por la emergencia sanitaria, “la burocracia” ha sido señalada como la responsable de buena parte de nuestros males, ya sea en la respuesta a problemas en los sectores Salud y Educación, o en los relacionados a actividades productivas, desde el Gobierno central hasta los niveles regional y municipal. Así, las autoridades públicas toman decisiones y diseñan políticas que naufragan en la implementación por culpa de las responsabilidades burocráticas. Añádase a esto lo incomprensible que resulta la actuación de la burocracia: ¿por qué no se hace lo que a todas luces se debe hacer? Surgen, entonces, insinuaciones de corrupción o, en el mejor de los casos, alusiones a la simple incompetencia o indolencia.
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