El abrazo de Dina Boluarte al ministro del Interior, Juan José Santiváñez, ha pretendido poner punto final a la discusión sobre la intención de la presidenta de la República de desactivar la Diviac a través del Ministerio del Interior.
Según lo difundido el domingo por “Cuarto poder”, Santiváñez se reunió con el capitán Junior Izquierdo a menos de una semana de su nombramiento. Durante ese encuentro, Izquierdo grabó la conversación en la que supuestamente Santiváñez le comenta que antes de asumir el cargo de ministro la presidenta le preguntó si podía desactivar la Diviac. En la misma conversación se revela que Boluarte le habría llamado la atención, pues, en una entrevista en la que se le consultó sobre Harvey Colchado, él respondió que todos los policías eran buenos, cuando la mandataria quería que dijera que Colchado era un policía politizado.
Como se sabe, fue Colchado al frente de la Diviac quien realizó el allanamiento a la casa de la presidenta, y es esta misma división la que investiga a su hermano Nicanor. Incluso a Mateo Castañeda (exabogado de Boluarte) se le procesa por presuntamente ofrecer beneficios a miembros de la Diviac a cambio de no investigar a Nicanor.
Por eso, el abrazo es mucho más que un respaldo. Pareciera decirle: “Estamos juntos en esto”. Y, al mismo tiempo, es una manera de admitir la cercanía con Santiváñez, por lo que no es tan descaminado afirmar que, efectivamente, Dina Boluarte lo colocó en el Ministerio del Interior con el propósito de neutralizar a la Diviac.
Independientemente de esta pugna de intereses y poderes, el coronel Harvey Colchado no sale exento de sus propias responsabilidades y protagonismo político que hasta sus acérrimos defensores admiten.
Juan José Santiváñez cometería un grave error si cree que el abrazo presidencial y el respaldo explícito del presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, le tienen el fajín asegurado.
Las lealtades en política son un bien escaso y estas duran siempre y cuando no perjudiquen a nadie; es decir, en el momento en que Santiváñez le deje de ser útil a la presidenta, a ella no le temblará la mano para removerlo.
Aparentemente, el ministro Santiváñez ha salido fortalecido del escándalo de los audios porque es un tema que vincula directamente a la mandataria. Pero que no se confíe. Nadie está libre de ser incluido en una “reestructuración del Gabinete”.