Qué más tenemos que hacer bien en materia económica, es lo que se preguntaba esta semana el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, en las horas previas a la moción de censura contra el ministro de Economía y Finanzas, José Arista, que terminó siendo rechazada por el pleno del Congreso.
Adrianzén hacía esta interrogante luego de listar una serie de aciertos de la política económica sin especificar que todos ellos recaen en la cancha del autónomo Banco Central de Reserva (BCR) y no del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), mencionando además un par de datos que no se ajustan a la realidad, como que la productividad está en niveles nunca antes vistos o que la economía peruana va a crecer 4% este año.
Que el presidente del Consejo de Ministros no sepa cuáles son las funciones del MEF o que, conociéndolas, no dude en plantear como logros del ministro Arista la reducción de la inflación o el buen manejo de las reservas internacionales nos debería preocupar, y mucho, especialmente en un contexto en el que el peso del ministro de Economía en el Ejecutivo, otrora similar o incluso superior al del jefe del Gabinete, está en evidente caída.
La pregunta del ministro Adrianzén tiene una respuesta muy sencilla: lo que se tiene que hacer en materia económica es que el MEF cumpla sus funciones.
Está en su ámbito el manejo de la política fiscal, tristemente ausente de las prioridades del ministro Arista, que parece resignado a que el MEF pierda toda credibilidad ante las agencias calificadoras de riesgo y los agentes económicos y que este año volvamos a incumplir la meta del déficit fiscal, porque la presión política no lo deja moderar el gasto y no encuentra cómo incrementar los ingresos del Tesoro Público.
También está en su cancha generar confianza y dejar libre de obstáculos el terreno para que los agentes privados inviertan, con el consiguiente efecto sobre el crecimiento, el empleo y la productividad.
Debería, además, ejercer presión para que la inseguridad y el riesgo que generan las economías ilegales dejen de ser un escollo para los empresarios peruanos. También se necesita que el MEF empuje la mejora de los perfiles de los funcionarios del Estado y que evite medidas que podrían afectar el dinamismo de las micro y pequeñas empresas como un aumento injustificado del sueldo mínimo.
Creo que Adrianzén conoce, y muy bien, que el MEF no está cumpliendo su rol en el momento en el que más se le necesita. Pero le resulta mucho más fácil buscar adjudicarse el éxito de una de las pocas entidades que sigue funcionando, precisamente, porque no depende del gobierno que lidera.