Es innecesario decir que la pandemia también afecta la capacidad de comunicarnos. El uso de las herramientas virtuales no elimina las dificultades. Especialmente la capacidad de escribir, que con el celular ya estaba condenando todo mensaje a ser recortado, mal escrito, o a reemplazar palabras por signos como la letra x, entre otras barbaridades. Ahora tenemos al WhatsApp que ha prolongado el purgatorio de quienes quieran escribir bien.
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