El martes, la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) expresó en un comunicado su preocupación por el anuncio del contrato de compraventa entre China Southern Power Grid (CSPG) y Enel para adquirir las operaciones de distribución eléctrica de la firma italiana en Lima Metropolitana.
La SNI advertía que, debido a que Luz del Sur pertenece desde el 2020 a la también estatal China Three Gorges Corporation, aprobar esta operación “llevaría a una concentración del 100% del mercado de distribución eléctrica de Lima en manos de la República Popular China”, que posee ambas compañías.
Esta reacción, sorprendentemente, es casi la misma que ha tenido en su cuenta de TikTok el excongresista Jaime Delgado, que se autodenomina “el defensor de los consumidores”. Para entender qué tan sui géneris es esto, basta recordar los debates sobre los octógonos en los alimentos o el que llevó a la creación de la ley que permite al Indecopi revisar previamente las operaciones de concentración empresarial como esta y decidir si las aprueba o no y con qué condiciones dependiendo de los riesgos que representan para la competencia. En ambos casos, Delgado era uno de los principales promotores y la SNI, de los más férreos opositores.
Ahora, sorprendentemente, están en el mismo bando. La diferencia es que, mientras Delgado es enemigo de todos los monopolios, la SNI advierte que “no se trata de la generación de un ‘monopolio’ en manos privadas, sino de la ‘creación’ de uno en la propiedad de la distribución de energía eléctrica en manos de una potencia extranjera”.
¿Qué tan preocupante es esta operación? Hay que tener en cuenta que la distribución eléctrica es un negocio monopólico, pues es más eficiente que una sola empresa lleve la electricidad a los hogares y pequeños comercios. Dado que no existe competencia, Osinergmin define las tarifas comparando los costos de las distribuidoras e imaginando a la empresa la más eficiente posible. La compra de Enel por parte de CSPG dificultaría esta labor, pues Osinergmin solía compararla con Luz del Sur para identificar ineficiencias en ambas, pero podría ajustar su metodología.
Otra historia es el mercado de los usuarios libres, en el que las distribuidoras y las generadoras compiten por firmar contratos con las empresas que compran electricidad directamente. El temor es que las dos distribuidoras aprovechen su mayor tamaño para subir los precios, aunque esto debería llevarlas a que pierdan clientes frente a las generadoras. En este mercado, Indecopi deberá asegurarse de que no puedan abusar de su posición de dominio.
Creo que es importante mirar con lupa esta operación y ser conscientes de los retos que representa para nuestra regulación, y debatir sobre cómo hacer para atraer inversión de China más allá de sectores como el minero o el eléctrico. Pero bien haría la SNI en tratar de ser más coherente y cuidadosa respecto de con qué discursos se alinea y a qué se opone, pues esto podría quitarle autoridad moral en otros debates en el futuro.