Con algunas diferencias entre ellas, las recientes encuestas de “Perú 21”-Datum y El Comercio-Ipsos ratifican hallazgos anteriores suyos y de otras encuestadoras.
Por un lado, George Forsyth que, sin exhibir cifras realmente importantes, duplica al primer pelotón de empatados que lo sigue y triplica al segundo. Por otro lado, “Perú 21”-Datum ratifica que se le presta muy poca atención al proceso electoral, ya que solo el 22% de los votantes se describe como “muy interesado” en este.
Finalmente, El Comercio-Ipsos confirma que el compromiso con todos los protagonistas de esta contienda es bajísimo. Ello se expresa en el ínfimo porcentaje (18%) de los que dicen estar ya seguros de que no cambiarán su voto de aquí al 11 de abril.
En el caso del puntero, los que irían de todas maneras hasta el final con él se encogen hasta el 5%. Keiko Fujimori, después de haber estado en las cumbres hace unos años, solo mantiene un 4% de incondicionales. Hernando de Soto cuenta con un 2% de leales ciento por ciento y todos los demás no pasan del 1% de voto seguro.
Hay también algunos cambios leves en las tendencias. Por ejemplo, está aumentando el número de candidatos que pueden pasar la valla: Forsyth, Fujimori, Verónika Mendoza, Julio Guzmán, Daniel Urresti, Yonhy Lescano, De Soto, Ollanta Humala, César Acuña y Daniel Salaverry. No necesitan crecer más para lograrlo. Votos blancos, viciados y los que vayan hacia otros candidatos aumentan su actual porcentaje de votos, pasando el 5%. Lo mismo conseguiría el Frepap, y sin candidato presidencial. En cambio, resulta difícil, pero no imposible, que lo consigan Rafael López Aliaga, Marco Arana, Alberto Beingolea y Pedro Castillo.
Por ello, si se confirman las fotos de enero, la fragmentación será aun mayor y un presagio de más problemas de gobernabilidad. Puede muy bien que el número de bancadas en el Congreso pase de nueve a once. En un escenario así, sería dificilísimo para quien gane (que quedaría muy lejos de contar con una mayoría parlamentaria) armar coaliciones que hagan viable y estable su gobierno.
Pero las encuestas dan cuenta también de situaciones inesperadas.
La primera, que el vacío de ideas y propuestas dentro del que se mueve Forsyth no lo ha afectado para nada y que se viene manteniendo por más de un año arriba de la tabla y, desde que Salvador del Solar renunció a candidatear, en solitario.
La segunda, que el fichaje de Martín Vizcarra por Somos Perú (SP) haya movido tan poco la aguja de intención de voto de su candidato presidencial Daniel Salaverry (2% en “Perú 21”-Datum y 4% en El Comercio-Ipsos). A mi juicio, esto podría cambiar si Vizcarra mantiene aún la mitad de la popularidad con la que dejó el Gobierno y si, de esta, la mitad vota por él y no cruza su voto con otro candidato presidencial. De darse estos supuestos, Daniel Salaverry, exaprista, exfujimorista y hoy SP, podría tentar una entrada a segunda vuelta. No por la puerta, sino por la ventana. Pero en el Perú pasa de todo.
Otra más: las preferencias por Lescano. Se puede asumir que el excongresista ya pertenece al primer pelotón que sigue a Forsyth (4% en “Perú 21”-Datum y 6% en El Comercio-Ipsos). Además, Acción Popular (AP) encabeza en ambas encuestas la intención de voto para el Congreso. Chiquita como las otras, AP sigue siendo todavía la mejor “marca política”. Su expectante ubicación va a contramano del hecho de haber sido el partido más directamente asociado con el efímero y repudiado gobierno de Manuel Merino de Lama. Y esto se da a pesar de –o, mejor dicho, por– el populismo desbocado de su actual bancada; uno que, por cierto, cuadra muy bien con el perfil político de su candidato.
Guzmán es otro que no logra capitalizar a su favor oportunidades que parecían imperdibles. Su bancada fue la única que se opuso a la vacancia. Fue el primer –y casi único– político que se comprometió presencialmente en las marchas contra Merino. Nada de eso se le ha pegado y sus votantes seguros son apenas el 1%. Sigue intentándolo, esta vez ofreciendo sancionar a los 105 congresistas que votaron por la vacancia. Pero, ojo, eso viola la Constitución, ya que ellos “no son responsables ante autoridad ni órgano jurisdiccional alguno por las opiniones y votos que emiten en el ejercicio de sus funciones” (artículo 93).
Mendoza es otra que cuenta con un voto duro del 1%. Difícil considerar esto como un buen augurio con lo fácil que, se suponía, resultaría para ella contar con los votos izquierdistas para, desde ahí, buscar crecer hacia el centro izquierda. No lo puede hacer, porque no tiene cautivos a sus propios votos.
Finalmente, sorprende De Soto que parece, por distintos indicios, bastante alejado de la campaña electoral que supuestamente conduce y que ha tenido declaraciones de elogio hacia Forsyth de tal calibre que se podría pensar que se retirará más adelante a favor del exarquero de Alianza Lima.
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