“César Acuña es el papá de La Libertad, soy la mamá de todo el Perú, juntos avanzaremos para poder conseguir los sueños de nuestras hermanas y hermanos”. Durante una ceremonia en la región norteña la presidenta Dina Boluarte, en un fallido intento por sonar ingeniosa, soltó esta frase que solo fue celebrada en el estrado en el que se pronunció. En las redes sociales ha gatillado todo tipo de reacciones, que van desde las bromas más crueles, pasando por el desconcierto de algunos, hasta la válida indignación de muchos.
La desconexión con la realidad no es un defecto exclusivo de Boluarte. Muchos líderes políticos en los últimos años han demostrado que viven de espaldas a la opinión pública. Alentados por los lisonjeros de turno que les hacen creer que son queridos por el pueblo, optan por vivir sumergidos en ese mundo irreal en el que las portátiles armadas exclusivamente para la ocasión los aclaman y los hacen sentir apreciados.”La verdadera encuesta está en las calles” es el cliché preferido de los impopulares.
Pero más allá de maternidades , paternidades y orfandades, lo cierto es que al gobierno de Boluarte y al partido de Acuña los une desde hace un tiempo un matrimonio político por conveniencia. A inicios de este mes, “papá César” acudió a una reunión en Palacio de Gobierno con “mamá Dina”, en la que también participó el “tío Alberto”. A su salida, Acuña adelantó que el Gobierno iba a declarar en emergencia La Libertad, ante el incremento de los índices de inseguridad en la región. Esta semana, Otárola confirmó la medida para las provincias de Pataz y Trujillo. El primer ministro omitió explicar por qué se insistía con la medida, cuando justamente el fracaso de la misma en Lima había sido uno de los pretextos para pasar a retiro al excomandante general de la PNP Jorge Angulo. Más que una estrategia real para combatir la delincuencia, la decisión parece obedecer a la necesidad de mantener de buen humor al aliado estratégico.
En noviembre pasado, el periodista Martin Hidalgo mostró, en un informe publicado en este Diario, una nueva prueba de la no reconocida alianza Boluarte-Acuña: los gobiernos subnacionales dirigidos por militantes de Alianza para el Progreso son los que más se han beneficiado con la repartición de los créditos suplementarios. Además, un número importante de subprefectos designados por este Gobierno pertenece a filas apepistas, el ministro de Salud fue congresista por el partido de Acuña y el flamante viceministro de Seguridad Pública fue candidato a regidor en el 2022 por esa agrupación.
Que le quede claro a la presidenta: César Acuña no es el papá de La Libertad. Es el papá de Richard y sus hermanos. Y ella tampoco es la mamá del Perú. Ambos son solo aliados políticos circunstanciales y temporales. Algún asesor debería recomendarle a Boluarte que dé una mirada a los archivos periodísticos para que vea cómo terminaron otros políticos a los que Acuña respaldó.