Las bancadas continúan cubileteando sus fichas para la elección de la Mesa Directiva, sin entender el desgaste y la desaprobación acumulada en estos últimos tres años de gestión. Esto parte de un gran problema que afrontan por la falta de perfiles para la presidencia del Congreso.
Por un lado, cada vez queda más claro que Fuerza Popular no quiere la presidencia del Congreso para evitar los pasivos legislativos en medio de la campaña electoral que empieza a dar sus primeros pasos. El nuevo titular del Congreso asumiría la presidencia de la República de pasar algo con Dina Boluarte en los siguientes meses, y los fujimoristas no se ven en ese escenario convocando a nuevas elecciones complementarias, pues entienden que los perjudicaría electoralmente. Si hablamos de perfiles, Fuerza Popular quizás tiene los pocos perfiles técnicos y políticos –pienso en Patricia Juárez, por ejemplo– que podrían realizar un trabajo mejor de lo visto hasta la fecha. El desistir de una presidencia fujimorista deja el poder –nuevamente– en manos de Alianza para el Progreso (APP) y esto implica una serie de riesgos.
APP cuenta con dos cartas para la presidencia: el lanzamiento de Eduardo Salhuana o la reelección de Alejandro Soto, dejando de lado a Lady Camones –expresidenta censurada– como una posible opción para una plancha presidencial en el 2026. Una postulación de Salhuana es un pésimo mensaje y una contradicción viniendo de un partido cuyo líder, César Acuña, es el gobernador de La Libertad, en donde los mineros ilegales de Pataz saquean la concesión de Poderosa con 240 conexiones clandestinas. El gobernador Acuña parece dispuesto a convivir con estos peligrosos nexos con tal de mantener el control legislativo.
Mientras que su saliente presidente del Congreso, Alejandro Soto, cierra una gestión poco transparente, acumulando al menos cinco denuncias y amenazando a periodistas. Lo más peligroso es que esto último –su desfachatez ante las denuncias contra su gestión– parece ser el atributo ideal para APP sin importar que la aprobación de la institución parlamentaria siga en caída. Si APP aspira a tener opciones electorales en el 2026, aún le quedan semanas para busca un candidato con mejor perfil.
Pero poco puede esperarse de un Congreso que juega con el doble discurso, como el de la legisladora Norma Yarrow, que ha dicho en una entrevista en “Perú 21″ que no iría en una lista con Podemos Perú por personajes como Raúl Noblecilla, pero está dispuesta a seguir conviviendo en una lista con Perú Libre –cuyo líder, Vladimir Cerrón, está prófugo de la justicia– porque Waldemar Cerrón “es una persona educada”. Además de que no considera radicales a los del lápiz.
Queda claro que todos están pensando en las elecciones del 2026 y poco les importa la institucionalidad del Parlamento. Ponen por encima sus intereses electorales sin tomar en cuenta que la mala gestión a lo largo de estos tres años se refleja en la última encuesta de Ipsos, en la que Renovación Popular, Fuerza Popular y APP son percibidos como aliados del gobierno de Dina Boluarte.