María Cecilia  Villegas

Que los peruanos somos uno de los pueblos con menor interpersonal del mundo ya es sabido. Pero un estudio de Idea Internacional e Ipsos profundizó aún más en esta desconfianza y encontró que, si bien el 61% de los dice confiar mucho en su familia, cuando se les pregunta cuánto confían en sus amigos este porcentaje cae al 16%. El 11% confía en sus vecinos y solo el 8% en los peruanos.

Y yo le pregunto, ¿es acaso esta falta de confianza gratuita? ¿O nos la hemos ganado a pulso? En el Perú, en el corto período entre el 2004 y el 2016, se comenzó a construir en algo una clase media. Sin embargo, la crisis política, la pandemia del COVID-19 y la crisis económica la han debilitado. Y lo cierto es que, sin una clase media fuerte, la democracia y la defensa de las instituciones se vuelven frágiles.

Para poder construir una democracia, lo esencial es la educación y el acceso a servicios básicos como salud, agua y saneamiento, vivienda, etc., y a instituciones políticas. Pero ¿cómo construimos una democracia si hoy uno de cada tres peruanos vive en pobreza, sin poder satisfacer sus necesidades más básicas? Si hablamos de educación, hoy solo 19 de cada 100 chicos de segundo de secundaria entienden lo que leen. Y cómo podría ser distinto, si la anemia afecta al 42% de los niños de 6 a 36 meses, y si solo el 13% de los colegios nacionales, donde se educa el 75% de los niños y adolescentes peruanos, tiene acceso a los cuatro servicios básicos: electricidad, agua, saneamiento e Internet.

Los empresarios tienen un rol fundamental en liderar el desarrollo. Y eso pasa por levantar la voz y hacerles saber a los políticos que no estamos dispuestos a permitir que sigan destruyendo las instituciones y la democracia. Necesitamos involucrarnos en política, porque sin participación política no hay solución a la crisis que enfrentamos.

Pero pasa también por reconocer que el sector empresarial ha sido en muchos casos mercantilista y tolerante a la corrupción. Tenemos que transformar nuestras empresas, generar mayor impacto en las zonas de influencia, con nuestros trabajadores, proveedores y distribuidores, y mejorar el acceso y el costo del crédito de las mypes. Los peruanos tienen que sentir los beneficios que las empresas privadas generan en el país y cambiar la percepción negativa que tienen hacia los empresarios. Y esto no pasa por creer que como líderes empresariales no estamos comunicando bien las acciones que desde la empresa llevamos a cabo o los beneficios que el sistema económico ha traído al país. Creer que lo que se necesita es una adecuada campaña de comunicación es miope y equivocado. Porque la gran mayoría de peruanos se siente excluido de los beneficios del sistema y se desarrolla en la extralegalidad, de espaldas a un Estado que no responde a sus necesidades y a un sector empresarial en el que no confían.

Una democracia no puede funcionar si no existe confianza. Aunque el 2026 se sienta lejano, ya sabemos que no pinta bien. ¡El momento de actuar es hoy!




*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Maria Cecilia Villegas es CEO de Capitalismo Consciente Perú

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