Con razón se suele cuestionar la conducta de presidentes como Trump, Bolsonaro u Ortega –por mencionar algunos–, quienes de diferentes maneras muestran desdeñar el conocimiento científico. Con razón debemos alarmarnos por la proliferación de ideas sin fundamento en el espacio público, basadas exclusivamente en especulaciones, consideraciones ideológicas o paranoias conspirativas. Ciertamente, una gran lección de la pandemia debe ser la importancia de la inversión en ciencia y tecnología, que es la que nos permite desarrollar pruebas para hacer diagnósticos, vacunas, respiradores y fundamentar decisiones de política pública.
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