El cebiche es el plato de bandera, el preferido por la gran mayoría de los peruanos. La cebichería es el restaurante más común en el país y abunda en todo el territorio nacional. ¿Cierto? Falso. Solo la primera afirmación es verdadera. El cebiche es de lejos el símbolo de la cocina peruana, pero hay menos cebicherías que chifas o pollerías, y la mayor parte de las 10 mil cebicherías del país están ubicadas en Lima. Hay muy pocas fuera de la costa. Y a pesar de su concentración en la capital, la mayoría son informales, es decir, sus trabajadores carecen de derechos laborales.
Así como hay muchos mitos en relación con el cebiche, también los hay en relación con el salario mínimo. La concepción prevaleciente en la población es que es muy bajo: 750 soles no alcanzan para nada. La CGTP pidió recientemente que se duplique para mejorar la calidad de vida de los trabajadores de menores ingresos. Nuevamente, la primera afirmación es cierta: no cabe duda de que 750 soles no alcanzan para una canasta básica de consumo, pero la segunda es falsa: un aumento del salario mínimo por encima de la productividad perjudica a los trabajadores de menores ingresos al empujarlos al desempleo o la informalidad.
Volviendo al caso de la pequeña cebichería, es evidente que si el dueño del negocio tiene tres ayudantes a sueldo mínimo más propinas y se enfrenta a un alza del sueldo mínimo que no puede transferir en mayores precios a su modesta clientela, la disyuntiva que enfrenta es despedir a un ayudante, para cumplir con la ley, o continuar con los tres y pasar a la informalidad.
La explicación técnica por la cual muchas microempresas y pequeñas empresas (mypes) no pueden pagar el salario mínimo legal es su reducida productividad. Así, si se compara con una base 100 para las grandes empresas, la productividad de una mediana empresa es de 56, la de una pequeña es de 17 y la de una microempresa de 6. La bajísima productividad de las mypes lleva a que el 75% sean informales y que cerca de la mitad de los trabajadores de las mypes en provincias ganen menos del salario mínimo legal.
El análisis de esta realidad ha llevado a Apoyo Consultoría a formular una propuesta para mejorar la política de salario mínimo en el Perú, que merece ser considerada en el ámbito político, empresarial y sindical. Apoyo propone tratar de manera diferenciada, por un lado, a las mypes y, por otro, las empresas medianas y grandes. Y luego, evaluar aumentos en el salario mínimo cuando este sea menor al 50% del salario promedio de cada segmento.
Actualmente, el salario mínimo en la mype equivale a 83% del salario promedio, con lo cual es evidente que un incremento en el salario mínimo legal llevaría a la informalidad. En cambio, el mínimo legal equivale a 43% del salario promedio de las empresas medianas y grandes, con lo cual habría espacio para un incremento moderado para esas empresas sin riesgo de un incremento significativo del desempleo.
La opinión pública vería con buenos ojos un cambio normativo en ese sentido. La última encuesta de Ipsos para El Comercio revela que 59% de la ciudadanía coincide en la conveniencia de un pago diferenciado según tamaño de empresa, mientras 37% preferiría continuar con el modelo vigente de un monto mínimo legal homogéneo para todas las empresas.
Un salario mínimo legal bajo parece injusto, pero es el camino para que centenares de miles de trabajadores de cebicherías, pollerías, chifas y otras mypes puedan acceder a seguro de salud, pensiones, vacaciones, indemnización por despido arbitrario y otros derechos laborales de los que hoy carecen por trabajar en la informalidad. El cambio requiere decisión política. ¿Se atreverá Daniel Maurate, el ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, a liderar esta iniciativa?