El presidente del Consejo de Ministros (PCM), Salvador del Solar, dice que el bloqueo de la carretera que ha impedido durante 47 días el paso de los camiones que transportan mineral desde Las Bambas al puerto por parte de comuneros de Fuerabamba es un conflicto entre dos entidades privadas:
El PCM “dijo que el problema en Yavi Yavi se trata de una controversia económica entre la comunidad y la empresa. ‘Quienes hayan prestado atención al problema que hay en este momento en el corredor minero sabrán que no hay ningún tipo de protesta contra el Estado’, dijo Del Solar. ‘Aquí lo que tenemos es un problema económico entre una comunidad y una empresa, pero que está afectando una vía pública, de carácter nacional. Es nuestra responsabilidad como Estado que siempre existan canales pacíficos para la solución de todo tipo de controversias’, declaró el premier Salvador del Solar”. (“Vizcarra sobre conflicto en Yavi Yavi: ‘Esta semana vamos a encontrar una solución’”, El Comercio 21/3/19).
Extraordinaria manera de interpretar el arbitrario bloqueo de una carretera, que ha impedido ilegalmente exportar miles de toneladas de cobre a una empresa por un grupo de comuneros, azuzados por abogados que han hecho de este tipo de chantajes un lucrativo negocio.
El PCM Del Solar quizá no está enterado de que bloquear carreteras es un delito penado con ocho años de cárcel. Tampoco parece haberse dado cuenta de que la función principal del gobierno es cumplir y hacer cumplir las leyes. Y que en este caso es su responsabilidad mantener abierta esa vía de comunicación.
Las Bambas es una mina que opera de acuerdo a las leyes peruanas, que paga miles de millones de soles en impuestos, que tiene contratos y convenios con las comunidades circundantes y que, en el caso del conflicto actual, está cumpliendo con las normas vigentes. La carretera bloqueada es una vía nacional, de acuerdo al Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Es decir, no son dos partes que tienen una disputa encauzada por caminos legales en la que el gobierno es neutral.
Se trata de un grupo de comuneros que vendieron sus tierras a la empresa, en las alturas de Cotabambas, en el 2011 y que recibieron a cambio otras tierras, un pueblo entero nuevo con viviendas con todos los servicios, construido por la empresa y millones de soles en efectivo como compensación. Sea porque ya se gastaron el dinero, porque quieren más o porque han sido seducidos por los cantos de sirena de un par de abogados que cobran jugosos porcentajes cada vez que logran ordeñar a una empresa con métodos violentos, los comuneros están actuando ilegalmente reclamando algo a lo que no tienen derecho en el marco de la ley.
La minería es, además, el factor más importante que ha permitido, y permite ahora, que la economía peruana siga creciendo.
Es absurda, por tanto, la pretensión del PCM Del Solar. No es un conflicto entre dos privados en el que el gobierno interpone sus buenos oficios para mediar. Lo que corresponde al gobierno es hacer cumplir la ley, abrir la vía y permitir el tránsito.
De hecho, el gobierno declaró el estado de emergencia en toda la zona hace tiempo, reconociendo que había una situación de violencia e ilegalidad. Pero esa declaratoria es papel mojado si no se tiene la decisión de tomar acción.
En suma, como adelanté la semana pasada en esta columna, “es muy probable que el actual gabinete tenga un comportamiento similar o peor al presidido por Villanueva respecto a los conflictos sociales y la inversión privada”. Lamentablemente, muy pronto el vaticinio se ha hecho realidad.
En verdad, el problema no es Del Solar. Él solo sigue la pauta impuesta por el propio presidente Martín Vizcarra precisamente en Las Bambas. En octubre del 2016, cuando Pedro Pablo Kuczynski lo envió a negociar a nombre del gobierno un bloqueo similar, resolvió el conflicto cediendo en todo y haciendo promesas fabulosas –más de dos mil millones de inversión en la provincia– que por supuesto no se han cumplido ni se van a cumplir.
Como señalé en esa ocasión: “La precaria tregua lograda por el gobierno en Las Bambas se ha obtenido a un elevado costo, que posiblemente tendrá repercusiones en futuros conflictos. […] El gobierno ha empezado con mal pie: postergar el conflicto con promesas difíciles de cumplir a partir de un diagnóstico equivocado”. (“Las Bambas: nuevo ciclo de conflictos”, 29/10/16).
En verdad, no se necesita una bola de cristal ni las habilidades de Nostradamus para pronosticar las consecuencias de las malas decisiones. Solo hay que observar la realidad fríamente.
Otrosí digo: Mis condolencias a la familia de Gonzalo Portocarrero, uno de los más brillantes y honestos intelectuales de mi generación y amigo de muchas décadas.