¿Qué tienen en común Buenos Aires, Bogotá y Quito? Que las tres ciudades superan los seis metros cuadrados de área verde pública por habitante (AVxHa) y que más del 40% de sus parques tienen una superficie mayor a las cinco hectáreas. En Buenos Aires, los dos parques más grandes suman 507 hectáreas, mientras que en Quito suman 1.224. Asimismo, en esta ciudad se creó el Parque del Bicentenario sobre el predio del antiguo aeropuerto, sumando un nuevo parque de 104 hectáreas.
La realidad de Lima es diametralmente opuesta. Contamos con 2,3 m2 AVxHa, y solo el 11% de los parques superan las cinco hectáreas. San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado, tiene 1,9 m2 AVxHa, mientras que Breña y Pachacámac tienen 0,7 (Sinia). El parque metropolitano más grande es el Campo de Marte (13,4 hectáreas), seguido del Parque de la Reserva (hoy de las Aguas) y el de la Exposición. Los tres fueron planeados antes de 1930. De esa pequeña lista de 18 grandes parques, 11 son parques zonales, que existen en su mayoría gracias a las reservas de suelo que se hicieron para ese fin en el marco del Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima y el Callao a 1980 (1967).
En este siglo, solo se construyeron tres nuevos parques zonales, mientras que la población se incrementó en un 160% y el área urbana en un 140%. Esta expansión se dio principalmente mediante la ocupación informal e ilegal de suelos rurales y eriazos, representando el 91% del nuevo suelo urbano (Grade). En dichos procesos, no se previeron los servicios básicos ni se reservó suelo para la construcción de avenidas, colegios, hospitales y parques. Por otro lado, la condición informal de estos nuevos barrios, sumada a las propias limitaciones de las municipalidades distritales, hace que la recaudación en concepto de arbitrios y predial sea baja, limitando la capacidad de implementar y mantener de manera adecuada los pocos parques existentes.
Para llegar a los estándares de las ciudades antes mencionadas, Lima necesitaría sumar cerca de 3.800 hectáreas, una superficie equivalente a la de los distritos de Santiago de Surco y Surquillo. Según el Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima al 2040 (Planmet 2040), en Lima solo queda el 6,6% del suelo urbanizable sin ocupar, y este se encuentra principalmente en los extremos norte y sur de la ciudad. La adecuada planificación de estas zonas permitiría crear grandes parques zonales y ecológicos que reduzcan la brecha en términos cuantitativos. En esa línea viene trabajando el Ministerio del Ambiente con la creación de la Franja Verde de la Ciudad Bicentenario, un ambicioso proyecto que propone forestar 2.000 hectáreas con más de 1′300.000 árboles en el distrito de Ancón. La elaboración del Plan de Desarrollo Urbano de Lima Norte representa una gran oportunidad para ampliar este esfuerzo.
Para poder reducir la brecha en términos cualitativos y de acceso, deberíamos poder crear nuevos parques zonales en los distritos con mayor déficit de áreas verdes, aprovechando los grandes espacios naturales de la ciudad, como las lomas, los ríos y el frente marítimo. Para el primero, existen iniciativas como la del Centro de Estudios y Prevención de Desastres y la Municipalidad de Independencia, que han desarrollado un interesante proyecto para forestar y proteger 14 hectáreas de lomas. Para el segundo, el Planmet 2040 ha propuesto la creación de corredores ecológicos y parques zonales en los tres ríos de la ciudad, recuperando las importantes zonas arqueológicas que allí se encuentran. Asimismo, Prolima viene promoviendo un ambicioso proyecto de recuperación del río Rímac en el ámbito del Centro Histórico.
Para el tercero, la Costa Verde representa la oportunidad más clara para crear un gran parque zonal de escala metropolitana. Para ello se debe unificar su administración –hoy fragmentada en seis distritos– en la Municipalidad Metropolitana de Lima, a través de Serpar. Esto permitiría implementar un proyecto integral, mejorando su aprovechamiento, servicios y accesibilidad.
Como vemos, avanzar hacia una mejora sustancial en nuestra calidad de vida es posible. Tenemos los planes, la experiencia y el talento, solo necesitamos que las municipalidades de Lima y el Callao asuman su deber con compromiso y liderazgo.
Nota: En mi artículo anterior, hice mención a ONU-Hábitat cuando debí mencionar a Hábitat para la Humanidad.