La semana de Fiestas Patrias fue ófrica para Pedro Castillo. La siguiente ha sido peor.
Sus intentos por obstruir a la justicia van de fracaso en fracaso. La fiscal de la Nación extiende cada día su conocimiento de los involucrados en lo que –según su hipótesis inicial– es una organización criminal dirigida por el presidente. Encima, no lo dejaron viajar a Colombia. No pudo, tampoco, recomponer su Gabinete y el descompuesto Aníbal Torres sigue en el cargo. Un par de parches y algunas movidas de entrecasa completan la paupérrima faena.
Con tanta presión, Castillo explosionó y dijo de todo. Sin ton ni son, como es costumbre, pero lo hizo.
“A mí no me resta nada ir a declarar. No solamente a la fiscalía, sino en cualquier parte del país”.
Se supo horas después que, en realidad, se había negado a declarar, que no respondió a ninguna pregunta. Su locuaz abogado sí lo hizo: “la fiscalía tiene sus estrategias de persecución, la defensa también las tiene. En el arte de la guerra, la principal estrategia es el ‘arte del engaño’”. ¿Guerra? ¿Engaño?
“Que quede claro. Que fulano de tal, que mengano va a declarar, que ya salió. Yo no me voy a prestar a esos casos, porque yo he venido acá elegido para el pueblo”.
No quedó nada claro, pero parece haber dicho que el hecho de haber sido elegido lo coloca por encima de la ley.
“Desde acá, abro este espacio para los demás partidos políticos, para que se acerquen de una vez y hagamos un gabinete de ancha base para trabajar por el Perú”.
Fugaz rapto de ecuanimidad, a raíz de la renuncia pública de Aníbal Torres. Pero señalar que tienen que acercársele, en lugar de él convocarlos, da cuenta de su enorme confusión.
“Seguimos batallando contra esas fuerzas realistas que en el día de hoy se han convertido en golpistas de la verdadera democracia del país a la cual vamos a seguir luchando”.
¿Realistas? ¿Golpistas? ¿A título de qué cree ser la rencarnación de los luchadores por la Independencia? ¿A qué se refiere con la “verdadera democracia”?
“Esas fuerzas golpistas no tienen el valor y coraje de pedir la vacancia en la plaza de un pueblo, sino que lo hacen desde su curul”.
¿Tiene él el “valor y coraje” que reclama? Parecen decir lo contrario las breves cuadras del jirón Junín para ir al Congreso, recorridas en carro cerrado, rodeado de cientos de agentes de seguridad, además de los Húsares Junín. Lo mismo su “caminata a la fiscalía” cerrando las dos vías de la avenida Abancay y con una multitud de policías acompañándolo.
“Una cruzada nacional por la democracia junto al pueblo peruano, para defender la democracia y al pueblo”.
¿Qué entiende por defender la democracia y al pueblo? ¿Algo similar a lo que hicieron el Fenatep y otros grupos vinculados al Movadef con una marcha a Lima para presionar durante las Fiestas Patrias por el cierre del Congreso? ¿No le informaron acaso de que, si llegaron a ser 200 en su mejor momento, exageraron?
“No me pueden doblegar, no pueden crear fantasmas de corrupción debilitando y gestando con pasquines, y creando titulares en pantallas para alejarme de mi pueblo, no lo harán y no lo voy a permitir”.
Más allá de los usuales epítetos contra la prensa, la pregunta que se cae de madura es: ¿Qué va a hacer para “no permitirlo”?
“No les gusta que me haya sometido a sobornos y chantajes”.
¿Confesó? Desde el psicoanálisis se diría que fue un ‘lapsus lingue’, que el inconsciente lo traicionó. Desde lo cognitivo y la lingüística, el desbarre sería consecuencia de sus enormes dificultades para comunicar inteligiblemente. Sea lo que fuere, ya muchos estamos hartos de un presidente que dice lo primero que se le viene a la cabeza y que, encima, lo hace mal.
“Estoy dispuesto a que hagamos un esfuerzo. Tiendo la mano por última vez para que todas estas fuerzas políticas agendemos un consenso por la democracia”.
¿Qué quiere decir con “por última vez”? ¿Qué haría si en el Congreso consideran que no es posible agendar un “consenso por la democracia” con alguien que tiene cinco investigaciones por delitos graves en la fiscalía?
“Le ordeno proceda leer la carta notarial”.
La “orden” va dirigida a Roxana Cueva de “Panorama”. Ella no lo hizo y se ratificó en que los S/30.000 entregados por Bruno Pacheco a Castillo son parte del testimonio del primero en la fiscalía. Aparte del papelón ante el desaire, ¿qué va a hacer Castillo? ¿Denunciarla por difamación y arriesgarse a que la fiscalía entregue al juzgado las pruebas de que “Panorama” decía la verdad?
¿Se puede leer todo lo anterior como el anuncio de un pronto zarpazo autoritario? No necesariamente.
Creo que Pedro Castillo no tiene muy claro lo que ha dicho y, menos aún, lo que quiere hacer. Quizás mañana enarbole un discurso (igual de incoherente), pero contrario.
Ahora bien, el riesgo existiría si es que supiera qué puede hacer (y que no) y hasta dónde puede llegar en democracia. Algo que, en su caso, no podemos descartar.