La presentación del libro de Lourdes Flores fue reveladora. “Solos no podemos” fue la frase que usó Alan García para resumir las razones por las que era necesario crear una Alianza Popular con el PPC. Anunció un cambio de época en la que la frase “solo el Apra salvará al Perú” pasó a la historia. El ex presidente recordó igualmente una anécdota. En 1979 le preguntó a Haya de la Torre qué era la economía social de mercado del PPC. La respuesta fue directa: “Es la democracia social del Apra”. Así confirmó a los autores del modelo económico básico de la Constitución de 1979, muy bien repetido en la de 1993, y que construyó la ruta de crecimiento con equidad que ha sacado al Perú adelante en las últimas décadas.
Lourdes y Alan afirmaron que la unidad se producía no por intereses subalternos, sino porque era vital para el futuro del Perú. Millones de pobres han dejado de serlo gracias a la economía social de mercado peruana. Esto no se ha conseguido por la clase política, sino por la gente que ha construido su propio futuro trabajando duro y con sacrificio. Por los peruanos que luchan por salir adelante con esfuerzo.
Hoy la coyuntura internacional, diversos conflictos sociales y la tramitología están poniendo en riesgo el esfuerzo de millones de peruanos. Por eso dos partidos con ideologías distintas, pero que comparten la tesis de la economía con rostro humano, se unen en su preocupación por el futuro y ponen toda su experiencia (con errores y aciertos) en aras de poner al Perú en la ruta del desarrollo para el siglo XXI. Las posibilidades de convertirse en un país desarrollado no ocurren a cada rato. Hemos perdido los últimos cinco años, retrocedimos en la mayoría de los índices de crecimiento. O nos esforzamos por poner las cosas en orden o arriesgamos perder la posibilidad de hacer del Perú una nación desarrollada en el siglo XXI.
En lugar de actuar egoístamente –y lanzar cada uno sus candidaturas– se unieron. Eso es una autocrítica práctica. ¿Qué ofrecen estos dos líderes? Pues experiencia, seriedad, predictibilidad. Ellos son conocidos, tienen una notable formación académica, no son un salto al vacío, son los líderes de dos partidos que juntos suman 150 años de compromiso político. Vienen de organizaciones políticas que han trascendido a sus fundadores, que tienen generaciones encaminadas en el compromiso de servir. No son partidos con nombre de personas sino con historia. Dan seguridad. Lourdes sostuvo que hay que poner en práctica, en los primeros 100 días, el programa anticorrupción más drástico y avanzado de la historia.
Necesitamos miles de millones de dólares de inversión para seguir creciendo. Y ellos no vendrán si damos una vez más un salto al vacío. El crimen está derrotando al Estado. Con delitos tampoco habrá prosperidad económica. El crimen generalizado no es casual, se debe a la improvisación, a la inexperiencia, a buscar el show antes que la eficacia.
Pero, para ambos líderes, es insuficiente la unidad lograda. Es imprescindible incorporar a más peruanos, dejemos de lado los protagonismos, las soberbias, los egos y unámonos por el futuro de las próximas generaciones. Eso es ver al Perú no solo como posibilidad –como diría el historiador Jorge Basadre–, sino también como responsabilidad. No es necesario mirar el pasado, manejar viendo el retrovisor, es imprescindible buscar un futuro mejor y seguro. Lourdes y Alan son ya parte de la generación del bicentenario.