La propuesta de PPK para combatir la informalidad pasa por reducir el Impuesto a la Renta al 10%, la tercera parte de lo que es ahora. El problema es que, solo en relación con las grandes empresas catalogadas como “principales contribuyentes”, el Estado perdería con esa medida S/.10 mil millones al año. Desde luego, eso quiere decir también S/.10 mil millones anuales en mayores utilidades netas para los accionistas, sin ninguna ganancia en formalización, claro está, puesto que estas grandes empresas ya son todas formales.
Por un elemental principio de equilibrio fiscal, eso significa que habrá S/.50 mil millones menos de inversión pública en el quinquenio, salvo que pretendan regresarnos a la loca década de 1980 del endeudamiento sin control. Que no nos vengan entonces con que las corvinas sobre las olas nadarán fritas con su limón o con que, mágicamente, miles de pequeños comerciantes y peluquerías correrán raudas a la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) a registrarse y pagar millones.
Diversos estudios econométricos ratifican, por cierto, esta realidad. Hay que insistir en esto porque hay vendedores de sebo de culebra que dicen que si se bajan las tasas impositivas se recauda más. Es falso. Basta ver el resultado de la política que al respecto aplicó desde este año el ministro de Economía, Alonso Segura, reduciendo el Impuesto a la Renta a un costo fiscal de S/.3 mil millones según estimaciones del propio Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
¿Alguien ha visto un gran salto en reducción de la informalidad este año? No, nadie. Lo que sí hemos visto es paralizarse la inversión pública.
La modernización de la economía peruana lo primero que requiere es más infraestructura. Es muy difícil que un comerciante de Candarave, Atalaya o Pataz se formalice si no hay carreteras que lleguen a su pueblo, agua potable, electricidad y teléfono.
Sin un mínimo de infraestructura, seguiremos siendo una sociedad fragmentada y desconectada, sin que el Estado tenga capacidad real para llegar a todo el territorio nacional y menos integrar a esas poblaciones y formalizar sus actividades productivas. Por eso, el Frente Amplio plantea una reforma tributaria que reduzca la evasión y elusión de los grandes tramposos, lo que elevaría la recaudación entre 2 y 3 puntos del PBI, permitirá aumentar las obras públicas y reactivar de paso las economías regionales.
Reducir la informalidad pasa también por elevar la productividad y competitividad de las pymes. Para eso, con Verónika Mendoza hemos propuesto que el MEF derive 10 mil millones de los fondos que tiene, a créditos a tasas preferenciales menores al 10% a las pymes.
No es justo que los grandes conglomerados compitan en ventaja porque consiguen financiamiento al 8 o 10%, mientras las pymes si tienen suerte lo obtienen a intereses de entre 30% y 50%, menos aún si sabemos que el Estado tiene depositados en el sistema financiero más de 50 mil millones de soles y las administradoras de fondos de pensiones (AFP) tienen otros S/.40 mil millones nuestros en el exterior.
Hay que dar un impulso a estos emprendedores, facilitando el crecimiento y mejora de sus negocios, creando así los empleos que tanto necesitamos y también abriendo las puertas a su formalización.