En un mundo cada vez más interconectado, las naciones compiten no solo por atraer turistas, sino también por captar inversión extranjera directa (IED) que impulse el desarrollo económico. En este escenario, el marketing juega un papel crucial en la creación de una imagen país fuerte, que logre destacar las ventajas competitivas de la nación ante los ojos de inversores internacionales. Para el Perú, un país con una vasta riqueza cultural y recursos naturales, la creación de una marca país sólida es clave para su inserción efectiva en la economía global.
El Perú ha experimentado un crecimiento económico sostenido en las últimas dos décadas, con un promedio anual de crecimiento del PBI del 4,8% entre el 2001 y el 2019, según datos del Banco Mundial. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 y la inestabilidad política reciente han afectado la confianza de los inversores. Según el último reporte del Banco Central de Reserva (BCR), la IED en el país cayó un 32% en el 2023 en comparación con los niveles previos a la pandemia.
A pesar de estos desafíos, el Perú sigue siendo una economía atractiva en sectores como la minería, la agroindustria y el turismo. No obstante, para atraer inversiones en áreas emergentes como tecnología, infraestructura y energías renovables, es fundamental proyectar una imagen país coherente y positiva que destaque no solo nuestros recursos, sino también nuestra estabilidad, compromiso con la sostenibilidad y capital humano.
El concepto de “marca país” no es nuevo, pero su relevancia ha crecido en los últimos años. La competencia por atraer inversiones globales es feroz y los países necesitan diferenciarse de manera efectiva. Un estudio de Bloom Consulting del 2022 colocó al Perú en la posición 46 a nivel global en cuanto a su capacidad para atraer inversiones a través de su marca país, lo que señala una oportunidad de mejora considerable.
El éxito de países como Costa Rica y Colombia en la promoción de sus marcas como destinos para inversiones tecnológicas y sostenibles demuestra el poder del marketing en la construcción de una imagen país atractiva. Costa Rica, por ejemplo, ha enfocado su marketing en la sostenibilidad, logrando atraer inversiones de grandes multinacionales tecnológicas y posicionándose como líder en energías limpias.
Para que el Perú aproveche su potencial, es necesario que adopte una estrategia de marketing integral que englobe tanto su riqueza natural como su compromiso con el desarrollo sostenible y la innovación. Algunas acciones claves podrían ser:
1. Enfoque en sostenibilidad: el Perú debe proyectarse como un líder en iniciativas de sostenibilidad, lo que puede atraer a empresas internacionales comprometidas con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). El país ya cuenta con proyectos de energía renovable, pero una campaña de marketing coherente que resalte estas iniciativas puede mejorar su imagen a nivel global.
2. Promoción de la infraestructura tecnológica: La inversión en infraestructura tecnológica es crucial para atraer empresas de tecnología. El Perú debe proyectarse como un ‘hub’ para el desarrollo tecnológico en América Latina, destacando proyectos de innovación en áreas como la inteligencia artificial, ‘fintech’ y ‘e-commerce’.
3. Campañas de diplomacia económica: El Gobierno, a través de sus embajadas y oficinas comerciales, debe realizar campañas de marketing que promuevan el país como un destino confiable y estable para las inversiones. Esto incluye la participación en foros internacionales, ferias comerciales y misiones diplomáticas que muestren los avances del país en sectores clave.
La mejora de la marca país del Perú a través de estrategias de marketing efectivas podría tener un impacto significativo en la atracción de inversiones extranjeras. Según datos de ProInversión, la agencia peruana de promoción de inversiones, una mejora en la percepción de estabilidad política y económica podría generar un incremento del 20% en la IED en sectores emergentes como la tecnología y las energías renovables.
En conclusión, la creación de una marca país sólida, basada en el marketing y la diplomacia económica, es un paso esencial para que el Perú recupere su atractivo como destino de inversión. En un entorno global donde los capitales buscan destinos con estabilidad, sostenibilidad y capacidad de innovación, el Perú tiene una oportunidad única para relanzar su imagen global y asegurar un crecimiento económico sostenido a largo plazo.