El paisaje cultural de Chinchero, en Cusco, y sus alrededores tiene valores patrimoniales reconocidos en todo el mundo. El área del Valle Sagrado de los Incas, donde se emplaza el proyecto del aeropuerto internacional de Chinchero, constituye un ejemplo notable de paisaje cultural vivo evolutivo, concebido por la mano conjunta del hombre y la naturaleza, y protegido por la legislación nacional e internacional vigente.
Dicho paisaje cultural, declarado Patrimonio Cultural de la Nación (R.D.N. 988/INC, del 22 de junio del 2006), corresponde a un espacio que tiene gran influencia en tres bienes inscritos en la lista del Patrimonio Mundial por la Unesco: el Santuario Histórico de Machu Picchu (1983), la ciudad del Cusco (1983) y algunos componentes del Qhapaq Ñan (2014). Además, incluye no solo el espacio físico de asentamiento humano en permanente cambio, sino también las expresiones culturales inmateriales de la comunidad y la relación entre esta y el entorno natural.
El terreno sobre el que se proyecta la construcción del aeropuerto internacional de Chinchero pertenecía a comunidades campesinas que lo utilizaban para el cultivo de diversos productos –entre los que destacaba nítidamente la papa–, conformando un paisaje singular. Las zonas cercanas al espacio del aeropuerto de Chinchero vienen desarrollándose sin planificación y especulativamente, lo que impacta seriamente sobre el paisaje cultural y natural.
Un aeropuerto internacional para la región Cusco es sumamente necesario y un anhelo postergado desde hace varias décadas. Sin embargo, la ubicación del aeropuerto de Chinchero podría poner en riesgo el valor universal excepcional de la zona. Además, agravaría el centralismo, pues la dinámica turística en el Perú tiene su epicentro justamente en la zona elegida para construir el proyecto, lo que pone en riesgo que estos bienes patrimoniales universales ingresen en la lista de sitios en peligro.
Siguiendo las recomendaciones hechas por los órganos consultivos (UICN e Ícomos) y el Comité del Patrimonio Mundial, todo proyecto de desarrollo urbano, infraestructura y acceso para turistas relacionado con cualquier propiedad del patrimonio mundial requiere de una evaluación de impacto patrimonial (EIP), desarrollada siguiendo la Guía de Ícomos del 2011, con un equipo interdisciplinario y experimentado. Este es un cuestionamiento observable en los estudios realizados para el aeropuerto de Chinchero. En consecuencia, Ícomos Perú insta urgentemente al Estado Peruano, a través de sus dependencias respectivas, a adoptar y aprobar las siguientes medidas y documentos que deben ser correctamente socializados y publicados, por su interés nacional e internacional, antes de continuar con las obras en Chinchero.
(i) Un análisis situacional del estado de conservación de todos los componentes del paisaje cultural y un estudio de las indispensables medidas de mitigación y corrección, previas a cualquier obra nueva de gran impacto. (ii) Un plan maestro actualizado del Parque Arqueológico de Chinchero. (iii) Un plan de desarrollo urbano de todos los poblados en la zona del paisaje cultural del Valle Sagrado de los Incas: Chinchero, Písac, Maras, Urubamba, Lares, Ollantaytambo, Yucay, etc. (iv) Un plan maestro actualizado del paisaje cultural del Valle Sagrado de los Incas. (v) Una EIP del aeropuerto de Chinchero a los siguientes sitios del patrimonio mundial: Santuario Histórico de Machu Picchu, ciudad del Cusco y Qhapaq Ñan, realizada al más alto nivel profesional. Y por último (vi), una evaluación del impacto social y ambiental del aeropuerto de Chinchero sobre toda el área del paisaje cultural del Valle Sagrado de los Incas.
Creemos que esta crisis puede desembocar en una oportunidad para reconstruir un liderazgo diferente, respondiendo de manera óptima no solo a la población nacional, sino también a las entidades internacionales que procuran salvaguardar nuestro patrimonio con valor universal excepcional.
Por ello, Ícomos Perú solicita al Gobierno Peruano que cese de manera inmediata todo tipo de obras y avances del proyecto del aeropuerto de Chinchero, e insta a abrir una etapa de serio y mesurado trabajo participativo, en la búsqueda de la mejor alternativa técnica para que el nuevo aeropuerto devenga factor de desarrollo sostenible y beneficie a las comunidades más desfavorecidas del Cusco, del sur del país y del Perú en general.