Cada tres años recibimos el informe PISA donde tenemos un indicador de cómo va nuestro sistema educativo.
Este año estamos en el puesto 64 de 79 países que rindieron la prueba, y en Latinoamérica estamos en el último puesto.
Si comparamos los resultados de este año con los obtenidos en años anteriores, podemos tener un mínimo de aliento al comprobar que hemos mejorado más que los demás países de la región. Pero nuestros resultados no llegan al punto de partida del desarrollo de las competencias de matemática, lectura y ciencias que mide la prueba. La línea base en matemática es de 420 puntos, en lectura es de 407, y en Ciencias es de 410.
En estos días los comentarios acerca de los resultados de PISA van desde los que quieren que nos retiremos de la prueba, porque según dicen no es significativa para medir el sistema educativo del país, hasta los que se fijan solo en la posición obtenida.
Cabe resaltar que esta prueba ha sido aplicada a una población representativa de alumnos de 15 años: 70% son alumnos de colegios de gestión estatal y 30% son alumnos de colegios de gestión no estatal. Otro dato importante para analizar los resultados es saber que el 75% de los colegios de gestión privada tienen pensiones menores a S/400. Este dato es importante porque la mayoría de los alumnos, de colegios de gestión no estatal estudian en colegios privados considerados pequeños. Es decir, los resultados mostrados por la prueba PISA según el tipo de gestión nos están dando un indicador de calidad de la educación que brindan los colegios privados.
El Perú participó en PISA en el 2000, 2009, 2012, 2015 y 2018. Al ver los puntajes, según el tipo de gestión de los colegios vemos que los resultados obtenidos por los alumnos de colegios de gestión no estatal están muy por encima de los de colegios estatales, y que al comparar los resultados del 2018 con los obtenidos por los países de la región, estaríamos liderando Latinoamérica.
Asimismo, el puntaje obtenido por los alumnos de colegios de gestión no estatal ha superado la línea base tanto para matemática como para lectura y ciencias.
Es preocupante escuchar, de quienes juegan un papel relevante en las políticas educativas, la sugerencia de abandonar la prueba PISA. Nunca se han resuelto los problemas por dejar de verlos; bien dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver.
PISA, con los defectos que puede tener cualquier instrumento de evaluación, nos da valiosa información y nos permite saber a quiénes les va mejor. Así podemos aprender de los demás. Por ejemplo, el Reino Unido ha desarrollado una estrategia para adoptar la metodología de Shangái en matemática, por ser uno de los mejores rankeados en la prueba PISA.
Ante los buenos resultados de los colegios de gestión no estatal deberíamos mirar hacia adentro. Si los colegios de gestión no estatal salen bien con respecto a la región y superan los mínimos en cada área evaluada, deberíamos articular a nivel del Minedu los mecanismos necesarios para compartir y replicar las buenas prácticas docentes, promoviendo las redes de aprendizaje profesional entre profesores, tal como lo hace Singapur.
Otra propuesta preocupante es crear una especie de Sunedu para los colegios. Esto responde a la idea de que los responsables de la baja calidad educativa de nuestro país son los colegios privados pequeños. Creando mayor burocracia no vamos a mejorar la calidad educativa del país. Además, los resultados de PISA señalan que los colegios de gestión no estatal tienen buenos resultados de manera estable desde el 2009.
El Minedu debería concentrarse, por un lado, en mejorar la educación estatal teniendo como aliados a los colegios privados y cerrando los colegios ilegales (sin ninguna resolución ni licencia), y por otro lado, promoviendo la profesionalización docente a fin de que los maestros sin título profesional lo puedan obtener.