En cada gobierno existen momentos decisivos que definen el legado de sus presidentes. Ollanta Humala se encuentra ahora frente al suyo. En breve, todos los países del mundo deberán terminar de comunicar a la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático las metas y estrategias de reducción de emisiones en cada sector –desde el industrial hasta el agrícola– que se comprometen a alcanzar en los próximos 15 años o más.
Humala podría definir uno de los mayores legados de su gobierno al anunciar el compromiso climático peruano, el cual permitiría poner al país en la senda de un desarrollo moderno bajo en emisiones y competitivo en el mundo actual, a la vez que responsable con la alta vulnerabilidad del Perú frente al cambio climático. A hoy, ya se comunicaron oficialmente más de 30 compromisos climáticos –llamados INDC– que comprometen a más de 55 países y al 60% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Colombia fue el primer país de Sudamérica en presentar su INDC, y en él se compromete a reducir hasta en 30% sus emisiones al 2030.
A través de una comisión multisectorial liderada por el Ministerio del Ambiente, el Perú elaboró una propuesta que salió a consulta pública en junio pasado. La meta es reducir en 31% nuestras emisiones proyectadas al 2030. En la práctica, esto significa continuar creciendo económicamente, pero con una huella ecológica per cápita menor que la actual.
Si bien el Perú es responsable de menos del 0,5% de las emisiones globales, muy por debajo de gigantes como China o Estados Unidos, no nos conviene mantenernos al margen de los esfuerzos mundiales climáticos y es que este no es solo un tema de responsabilidades, sino de competitividad y de enfrentar la alta vulnerabilidad del país.
Un compromiso peruano ambicioso impulsará el cambio de nuestra matriz hacia fuentes limpias y sostenibles que eviten enfermedades respiratorias en nuestros niños, nos blinden del vaivén de los precios internacionales del petróleo y generen nuevos y diversos empleos. Además, acelerará grandes proyectos de inversión en transporte público masivo y eficiente, acortando las horas de viaje para millones de peruanos. Estimulará emprendimientos privados para dar más valor a todos los servicios y productos de nuestros bosques en pie, incluidas las millones de toneladas de carbono que se encuentran almacenadas en ellos. El Fondo Verde del Clima ya ha recaudado más de 5 mil millones de dólares para financiar estos proyectos y las oportunidades para el Perú son evidentes.
Se espera finalmente que las metas a presentar vengan acompañadas de anuncios claros de voluntad política. En este sentido, siendo la deforestación de los bosques la causa principal de nuestras emisiones, la decisión aún pendiente para categorizar Sierra del Divisor como Parque Nacional sería un excelente indicador del compromiso peruano.
Setiembre es un mes clave para el Perú y el mundo, pues se espera que todos los países presenten sus INDC a fin de mes. Del presidente Humala y sus ministros depende aprovechar esta gran oportunidad para dejar un legado perdurable.