Las imágenes inusuales y novedosas que vimos durante las recientes convenciones de los partidos Republicano y Demócrata, nos aportaron una mejor aproximación a las distintas estrategias de los dos candidatos en las pocas semanas que restan hasta el 3 de noviembre. Las posiciones políticas que priorizan están focalizadas en ahondar las diferencias entre las visiones de país que ambos sostienen. Si bien Joe Biden lleva preferencia en las encuestas, la distancia con Donald Trump se ha acortado y por ahora resulta aventurado asegurar el triunfo del primero.
PARA SUSCRIPTORES: Quién es Larry Ellison, el fundador de Oracle que cuenta con el apoyo de Trump para salvar a TikTok
Siendo Embajador del Perú en Washington D.C. en 2016 fue ilustrativo percibir en los últimos tres meses de esa campaña, como Trump consiguió convencer a los votantes de los numerosos estados del centro del país que había hecho suyas las postergadas ilusiones y frustraciones de ascenso socio-económico, lo que le permitió finalmente ganar la elección. El masivo voto urbano a favor de Hillary Clinton no fue suficiente para que obtuviera el número necesario de electores de los colegios electorales (270) según el intrincado sistema electoral de ese país.
El lema de Trump durante la campaña de 2016 fue ‘Make America Great Again’; en la campaña de 2020 parece haberse enfocado en ‘law and order’, dada la creciente violencia y desorden en las expresiones sociales, muchas debido a los abusos de la policía con los ciudadanos de raza negra. Trump hace hoy uso de los mismos ingredientes al buscar la adhesión de los votantes en un contexto social mucho más polarizado, dividido y en medio de la crisis sanitaria y económica. Arremete contra el estamento político tradicional –el ‘establishment’– que personifica en el Partido Demócrata y sus políticas progresistas, culpándolo del declive de las clases medias.
Siguiendo este mismo esquema, en los próximos debates presidenciales, Trump será implacable con su rival como lo fue con Clinton, en un afán de polarizar al país al extremo, por lo que Biden también deberá mostrar fortaleza personal, talante combativo y políticas sugestivas.
Si bien Biden ha optado por una ruta más progresista aglutinando a las corrientes representadas en los precandidatos Bernie Sanders, Elizabeth Warren y la propia Kamala Harris –compañera en la actual fórmula presidencial– presenta una opción centrista de gobierno, de apoyo a políticas sociales más ambiciosas y posiciones más amigables con la globalización en procura de una mejor convivencia y recuperación de liderazgo internacional.
¿Ahora bien, como debe enfrentar el Perú este próximo desenlace desde la diplomacia y la política exterior? Pues procurando centrar nuestros intereses desde la perspectiva de la asociación estratégica bilateral que con tanto esfuerzo hemos podido construir en las últimas dos décadas.
Con EE.UU. compartimos valores enraizados en los principios democráticos, libertad de prensa, respeto a los derechos humanos, asi como políticas de libre comercio plasmadas en el TLC. Asimismo, constituye el principal destino de nuestras exportaciones no tradicionales, con importantes y diversificadas inversiones en el país y considerable presencia en los organismos internacionales políticos y financieros. Nos provee de los mayores fondos de cooperación no reembolsable, es el mayor contribuyente de recursos para la lucha contra el narcotráfico y el segundo emisor de turistas hacia el Perú. En los últimos años viene impulsando la iniciativa “América Crece” a la cual el Perú debería asociarse en breve plazo. En este sentido, existe consenso en Washington de que EE.UU. debe recuperar un liderazgo que hoy está decreciendo en la región.
Estos principios generales y buen entendimiento bilateral se hicieron visibles con la visita del presidente Pedro Pabo Kuczynski a Washington D.C. en febrero 2020 –el primer jefe de Estado de la región en ser recibido por el presidente Trump– asi como durante la visita del vicepresidente Mike Pence a Lima en 2018 presidiendo la importante delegación de su país a la Cumbre de las Américas.
La fluida relación y creciente cooperación con el Gobierno de EE.UU. constituye el marco que permite el franco y amplio intercambio de puntos de vista y planteamiento de nuestras posiciones.