El gobierno se encamina hacia su implosión. Algo implosiona cuando se rompen estruendosa e internamente las paredes de una cavidad.
¿Qué asuntos conformarían nuestra cavidad política?: la constitucionalidad, la legalidad, la libertad, la credibilidad, la conducta y los actos del presidente, de su gabinete y de su entorno, el ataque frontal de la pandemia, la recuperación económica, el ataque letal al crimen, el trato institucional respetuoso, la viabilidad de sus proyectos, el cierre de brechas, la salud fiscal, la paz social, la voluntad de escuchar, dialogar, acordar, informar y de rendir cuentas, el respeto a la peruanidad y el precio del pollo, simbolismo peruanísimo que simplifica lo que consumimos.
El gobierno insufla galerías proponiendo una constitución socialista y corporativista antidemocrática propiciando un encontronazo con el Congreso para disolverlo. No entiendo por qué hablamos tanto de incertidumbre cuando existen numerosas y acumulativas certezas.
¿Por qué creo que el gobierno se encamina hacia su implosión?, tal vez coincidimos, veamos. El señor presidente quebró su palabra porque aseguró que convocaría a los mejores hombres buscando la unidad nacional. La palabra es la persona hecha verbo. Simplísimo, cuando la bodega nos fía y no pagamos desaparece el crédito y nuestra credibilidad. Argumentamos, sustentamos y pagamos y recuperamos crédito y algo de credibilidad, la primera vez. La palabra presidencial es vital para la gobernanza del país y para su ya vaporosa credibilidad. Diga, niegue o calle, confirma incertidumbres o certezas.
Prosigo. La falsedad autoexculpatoria, que sin nueva constitución no puede gobernar, su silencio y escapismo, la improvisación, su impostura y de tantos de los suyos, la incapacidad de diferenciar entre el deseo, la ley y lo materialmente posible, ciertos ministros con enternecedoras historias, su atuendo formal, declarada vestimenta venezolana oficial por el dictador chavista, su imperceptible transparencia, el avance judicial de los Dinámicos del Centro, el iniciado copamiento de puestos por impresentables, la humillación al Perú y a sus Fuerzas Armadas al mando de un policía expectorado por causa disciplinaria, las rondas urbanas con olor y sabor castrista, la impunidad de partidarios, el carnaval de caretas y tantos desatinos e ilegalidades que ya superan las 49 cuentas de un rosario.
Hasta ahora tiene razón la proclama partidaria; el presidente y su líder son “un solo corazón”; siameses que laten y sienten igual. Pero el corazón no puede amar y odiar igualmente a la misma persona o cosa, so riesgo de tendencias que la psiquiatría aborda.
Las personas principalmente actuamos por amor, odio, placer, interés o temor. El temor expandido convierte al pueblo en masas sin fronteras incontrolables huyendo del desamparo, del hambre, del asecho, de la inflación. El estómago y el bolsillo son órganos muy sensibles de nuestra anatomía, tienen memoria registral de cronista popular; pagas mucho, comes mal, no regresas y el dólar es el refugio natural que pauta el precio del pollo que ganamos con el sudor de nuestra frente.
Después de la primera vuelta suben los combustibles y la inflación a pesar de que el Banco Central contiene la devaluación del sol desprendiéndose de los atesorados dólares, técnica denominada “flotación sucia”, lo que no podrá así siempre disponer por variados candados legales. Si al BCR, con la manguera en un tiempo goteando, le sumamos la verborrea del siamés envalentonando al partido contra el sistema y procurando su sucesión en el poder, la confrontación oficialista, la inflación y el malestar expandiéndose, la implosión del gobierno está a la vista.
Violando normas, anteponiendo caprichos, practicando encerronas, designando provocadores y distorsionando historias y realidades, considero que sin empujón congresal el gobierno y el presidente guillotinarán su mandato. La historia es maestra de la política; recuerdo a Allende boicoteándose con los radicales que con él latieron hasta penoso final. Entre el odio y la cordura, escoja Usted señor presidente su partitura.
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