Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia. Esta cifra demoledora significa que, estadísticamente, nuestras hijas, nuestras amigas o nuestras vecinas han sufrido o pueden sufrir alguna forma de violencia en el espacio público, laboral o incluso familiar.
La violencia contra las mujeres no distingue de nacionalidades, condición social o raza. Pasa en todos los estratos de la sociedad y a todos los niveles. Sin embargo, las mujeres refugiadas, aquellas que han tenido que dejar todo atrás en busca de protección, se enfrentan a retos adicionales.
Hoy en día el Perú acoge a casi un millón y medio de personas refugiadas y migrantes venezolanas. Más de la mitad son mujeres. Muchas enfrentan violencia y discriminación por su género y nacionalidad, encontrándose sin redes de apoyo en el país para poder hacer frente a cualquier tipo de violencia. En ocasiones, no contar con la documentación adecuada aun teniendo estudios técnicos y profesionales, como muestran diversos informes, hace que las mujeres refugiadas y migrantes venezolanas en el Perú deban trabajar en el sector informal, lo que conlleva altos riesgos de sufrir hostigamiento laboral, violencia sexual o incluso de caer en redes de trata.
Las niñas y adolescentes refugiadas venezolanas se enfrentan además a situaciones de ‘bullying’ y discriminación en las escuelas. Hace poco conocí el caso de Pau que llegó al Perú desde Venezuela con 11 años, y tras sufrir discriminación en el colegio decidió adoptar un acento peruano para pasar desapercibida. Casos como el de Pau nos deben hacer reflexionar.
¿Queremos una sociedad que proteja a las niñas y mujeres, sin importar de dónde vengan, o una que las lastime?
Es crucial fortalecer las redes sociales, el trabajo comunitario con organizaciones que trabajan con mujeres, reforzar los mecanismos de prevención de la violencia junto a las autoridades y fortalecer los sistemas de protección, para que cualquier mujer, venga de donde venga, pueda acceder a servicios de apoyo si los necesita.
Este 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde la Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados te invitamos a que te unas a los 16 días de activismo y que abogues por un mundo libre de violencia. Todos somos parte de la solución, y solo unidos podremos ir hacia una sociedad más inclusiva, amable y libre de violencia contra las mujeres y niñas, sean de donde sean.