Donald Trump, Ann Coulter e inmigración, por Diego de la Torre
Donald Trump, Ann Coulter e inmigración, por Diego de la Torre

DIEGO DE LA TORRE
Empresario, presidente del Pacto Mundial en el Perú

Hace unos días estuve en Estados Unidos y pude ver el intenso debate político en este gran país, que el precandidato quiere que sea grande de nuevo.

Mucha gente se sorprende de que este carismático multimillonario esté liderando las encuestas para ganar la nominación del partido Republicano como candidato a la presidencia. No debería sorprender tanto. Un gran número de estadounidenses está preocupado con la pérdida de brillo del sueño americano durante el gobierno de Obama.

Una expresión tangible de esto es la situación de su infraestructura, que antes era la mejor del mundo. Por ejemplo, el aeropuerto La Guardia en Nueva York parece del Tercer Mundo, así como el poco mantenimiento de algunas pistas, puentes y carreteras que antes eran un ejemplo de limpieza y diseño de vanguardia. Hoy tenemos que ir a China, Singapur, España o Inglaterra para encontrar infraestructura del Primer Mundo.

Europa y China gastan hasta 9% de su PBI en infraestructura, y EE.UU. solo 2,4%. Esto era impensable hace algunos años en este gran país.

Otro aspecto que ha tocado Trump y que ha desatado un gran debate nacional ha sido la política migratoria. Hay once millones de inmigrantes ilegales según estadísticas del 2005, y estimados actuales por lo menos duplican esa cifra. Esto genera muchos problemas financieros al gobierno federal y quita oportunidades de trabajo a los afroamericanos, a los hispanos que son ciudadanos legales, a la clase trabajadora blanca y a los estadounidenses en general. Es obvio que hay una gran informalidad y descontrol en este aspecto en EE.UU. que está generando tremendos problemas sociales.

La versión femenina de Aldo Mariátegui en EE.UU., la escritora Ann Coulter, dice en su último libro “¡Adiós, América!”: “Enviar inmigrantes indeseables hacia una nación enemiga es una táctica de guerra como cuando en 1980 el presidente Jimmy Carter ofreció tontamente recibir a cualquier cubano que quisiese venir a EE.UU. y Fidel Castro respondió vaciando las cárceles y manicomios enviándolos en el barco Mariel. Hoy la inmigración es usada como una táctica de guerra por los enemigos de EE.UU.: los demócratas. La inmigración ilegal del Tercer Mundo es un gana-gana para la izquierda. Pueden instruir a los inmigrantes acerca de cómo odiar a EE.UU. y al mismo tiempo convertirlos en ciudadanos que voten por ellos y que hagan el trabajo doméstico de sus casas”.

Independientemente de lo ácido y polémico que pueda ser el análisis de esta escritora conservadora, es claro que la política migratoria americana ha sido un fracaso dado que es más fácil para un inmigrante ilegal con antecedentes penales vivir y trabajar (delinquir) en EE.UU., que un brillante y correcto estudiante extranjero graduado con honores en Harvard consiga la ciudadanía legal.

En este y otros temas, la campaña de Trump ha tocado un nervio muy sensible que los políticos tradicionales, incluidos los republicanos, no han tenido el valor de enfrentar. Todo país debe tener una política migratoria inteligente que atraiga a los mejores, como Canadá y Australia.

Estamos a tiempo para diseñar una sana política migratoria en el Perú que contribuya con nuestro desarrollo. A medida que progresemos, atraeremos inmigración. Hagámoslo de manera que nos favorezca atrayendo a los mejores cerebros, a los mejores empresarios y a toda persona decente que quiera contribuir a que el Perú sea del Primer Mundo.